El Ashantihené, jefe de todos los Ashanti, tenía que pertenecer al clan descendiente de Osei Tutu; era propuesto por la reina madre y aceptado por un Consejo de ancianos notables. El rey tenía que gozar de perfecta integridad física evitando peligros y ocasiones que puedieran ocasionarle cualquier herida, por eso, marchaba siempre rodeado de un cortejo especial que le invitaba a caminar despacio con el fin de eliminar caídas y otros incidentes. Al tomar posesión de su cargo tenía que abandonar los bienes que poseía y nada podía dejar a sus herederos.
El rey era ayudado en tareas de gobierno por una asamblea geneal, Nhyiamu, formada por los demás jefes ashantí del área metropolitana, donde se discutían los asuntos supremos como la firma con otros países. La mujer más antigua del linaje era la Reina Madre y estaba considerada como la autoridad más alta desde el punto de vista genealógico, lo que le daba gran prestigio e influencia. También ella tenía, como símbolo de autoridad, su taburete, y era la encargada de la custodia de los de sus antepasadas y de hacer los ritos religiosos en los días señalados de Addae. La obligación especial que se le encomendaba era la de vigilar la conducta y las costumbres de las muchachas del clan, así como la de dirigir sus ceremonías iniciáticas de la pubertad. Otro cometido especifico era su papel mediador en la dísputas familiares.
Como la salud y el bienestar del territorio estaban ligados a los de su jefe, éste debía observar escrupulosamente todos los actos rituales relacionados con su persona, en especial la purificación de su Kra o espíritu personal; también tenía que cumplir las ceremonías relativas al ntoro o espíritu recibido de su padre, en señal de que sus antepasados eran libres.
Socialmente, los Ashanti se articulan en ocho clanes matrilinales, abusua, que forman unidades autónomas y se reclaman descendientes de una antepasada a la que se le atribuyen orígenes y hechos a menudo legendarios; son exógamos y, al parecer pudieron ser totémincos antiguamente. Cada clan poseía jefaturas de distinto rango, pero la monarquía sólo podía proceder del clan Oyoko, lo que le concedía un prestigio excepcional, mientras que los demás se mantenían en un plano de igualdad.
Los clanes constan de un número indeterminado de linajes que constituyen el verdadero tejido social de los Ashanti, de tal forma que, como dicen ellos "un linaje es una sangre". El linaje propiamente dicho, u odehye, es el formado por filiación matrilineal libre que da derecho a vivir en su territorio y a cultivarlo. Dependiendo de él está lo que podemos llamar un linaje agregado, que fue formado por una mujer extraña aceptada en un momento dado por un linaje adehye; aunque los miembros de un linaje agregado están integrados, sin embargo, sus miembros no podrán ser nombrados para ningún cargo público.
El matrimonio se lleva a cabo mediante compensaciones por la mujer; puede comprometerse ya desde la infancia, pero no puede contraer matrimonio hasta después de la pubertad. El matrimonío preferido es entre primos cruzados, siendo el más buscado el que un muchacho se case con la hija del hermano de la madre. Antes de la ceremonía nupcial y con el consentimiento de ambas familias, puede existir un período de cohabitación prevía, aunque en esta etapa no se pueden exigir daño en caso de que la esposa cometa adulterio. El matrímonio legal se formaliza con la entrega del Tiri nsa, que el cabeza del linaje del marido da a su homónimo del linaje de la mujer; consistente en dos botellas de ginebra. Con este pago, el marido consigue los derechos sexuales exclusivos de su esposa y la paternidad de todos los hijos que nazcan durante el matrímonio. Sólo en caso de divorcio se restituye el Tiri nsa. Aunque los Ashanti piensan que los hijos reciben tanto la sangre de la madre como la del padre, sin embargo, afirman que tienen unos lazos más estrechos con la madre que con el padre. A pesar de ello, admiten la existencia de una unión espiritual con el padre que llaman Ntoro.
Los jefes territoriales tienen dos prerrogativas matrimoniales especiales. La primera es que las chicas gemelas que nazcan en su territorios, y no sean parientes suyas, estarán destinadas a ser sus futuras esposas o de su sucesor. El segundo tienen derecho a recibir de los linajes que le están sometidos un número de esposas llamadas "esposas del taburete" ayete; si una de estas mujeres muere deberá ser sustituida por otra del mismo linaje. La mujer suele dar a luz en casa de sus parientes; ésta es la razón por la que los hombres prefieren buscar esposa en la propia aldea y no fuera de ella.
La agrícultura constituye la base económica principal a la que se añade una reducida ganadería. Los poblados se forman por chozas circulares con tejado cónico a veces escalonado. Tradicionalmente, se le reservó al hombre un gran protagonismo en la caza y su ausencia en los campos era altamente compensada por el trabajo femenino. Se ha desarrollado mucho la alfareria y la cerámica y se ha tenido especial estima por el herrero, quien cumple en ocasiones funciones rítuales.
El principal material trabajado era el oro, pero al ser un material exclusivo del entorno real, la gente tenía que trabajar el latón y el bronce para hacer sus objetos utilizando el método de la cera perdida. Así confeccionaron los juegos de pesas, con diseños geométricos , antropomorfos y zoomorfos que, al principio, se concibieron como imágenes de dioses, pero terminaron representando máximas populares.
Los kuduo y forowa son recipientes metálicos de forma cilíndrica con ensanches ocasionales en la base y sirven para guardar objetos de valor y productos comésticos que se utilizan en ceremonías funerarias. En las tapaderas de los kuduo se suelen representar escenas de la vida cotidiana. En madera la obra más representativa es la akwaba o muñeca de fertilidad que pose de manifiesto la importancia de la mujer en la sociedad matrilineal. La llevan las mujeres para concebir y durante el embarazo para tener un buen parto.
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