viernes, 28 de septiembre de 2012

LOS MASAI

Todo parece indicar que sus antepasados, los MAA, pertenecen al grupo nilótico Hima y, durante el siglo VIII, empezarían a abandonar su zona de origen, la región de Lotuko, en el extremo sur del Sudán, para dirigirse a las regiones de norte y noroeste del monte Kenia. En los siglos posteriores se desplazaron un poco más al sur, ocuparon su asentamiento actual durante el XV y XVI y se impusieron a los autóctonos agricultores.
Aunque tienen una conciencia profunda de pertenencia a un pueblo y una identidad como tal, sin embargo, nunca formaron una unidad política y ni siquiera ha llegado ha definir un tipo determinado de autoridad. En algunos lugares se han organizado por distritos geográficos, y en otros, por pequeños grupos de familias de quince a veinte miembros; en ambos casos, las decisiones se toman por consenso del Consejo de ancianos. El orgullo masai, basado esencialmente en la posesión del ganado, se manifiesta también en el desprecio que profesan a aquellos que no lo tienen, que lo han perdido o que practican otras profesiones. El primer caso sería los pueblos agrícolas, el segundo a sus hermanos Masai Lumbwa o Arusha, Enjenusi y Samburu o Iloikop. En el tercero estaría el clan de los herreros.
La leche constituye esencialmente su alimento y, a veces, se transforma en mantequilla. Cuando una persona cae enferma, se le proporciona sangre de buey, lo mismo que en los momentos de la circuncisión masculina o excisión femenina; se extrae aquélla de la yugular del animal, que previamente se ha inflamado comprimiéndola con un cinturón de cuero; a continuación, con una afilada punta de lanza a la que se le ponen dos límites de madera, se hace una incisión y la sangre se recoge o en una calabaza o en un recipiente de madera.

La carne se consume raramente en la sociedad masai, aunque sí con relativa frecuencia entre los guerreros; la caza se practica por diversión o para mostrar valentía, en cuyo caso se habrán de enfrentar a la fiera solos y armados únicamente con su lanza y escudo, pero nunca como un recurso alimentario; si alguna vez se come no se ha de mezclar con la leche ni tomar los dos alimentos en la misma comida. Al caer la tarde, les gusta tomar el Naisho, una especie de hidromiel que se compra a sus vecinos Dorobo.
Los asentamientos masai reciben el nombre de boma y están rodeados de empalizadas resistentes de espinos; dentro, formando un círculo, se disponen las cabañas o Manyatta, construidas con un armazón de ramas flexibles y entrelazadas, haciendo bóvedas que permiten un acabado en forma de túnel; toda la choza se cubre posteriormente con una mezcla de barro y estiércol de vaca. Dentro de este recinto se guarda el ganado y la disposición de las chozas siguen un orden determinado: el padre ocupa la central, su primera esposa la primera de la derecha, la segunda esposa, la primera a la izquierda, la tercera la segunda a la derecha, etc. Los clanes son patrilineales y las esposas han de adquirirse fuera del clan, pagando la dote correspondiente que suele estipularse en tres vacas, dos ovejas y un buey. La mujer da a luz en su propia cabaña y el marido no podrá entrar en ella mientras no hayan transcurrido diez días desde el nacimiento del hijo; tampoco podrá ir a comer con dicha mujer hasta que el muchacho dé sus primeros pasos.




 Los ritos de iniciación tienen lugar cada cuatro o cinco años para los muchachos entre doce  y dieciséis años. Una vez concentrados en un lugar apropiado, se les cubren cabeza y rostro con arcilla blanca, como símbolo de la nueva vida que pronto van a empezar. Durante dos meses viven juntos; llevando una vida de comunidad aunque separados las mujeres y los hombres; transcurrido este tiempo, a los muchachos se les practica la circuncisión después de un baño en agua fría y a las chicas la excisión. Al cabo de cuatro días, salen con el rostro pintado de blanco y un tocado de plumas de avestruz; así permanecerán durante el tiempo que cicatriza la herida y en este período de convalecencia se reunen y forman su propia manyatta. Todo terminará con el sacrificio de un buey y con el rapado de las cabezas; concluido este último rito, el chico se ha convertido en guerrero y la chica estará ya en disposición de casarse.

 

Muchachos neo-circuncidados y muchacha neo-circuncidada.









Los recién iniciados forman la primera clase de edad y se convierten en moran, o guerreros, encargados de vigilar los ganados y enseres personales de al comunidad a la que pertenecen; en este estado permanecerán durante un período entre catorce y veinte años, pasando de guerrero menor, ilmurrai, a guerrero mayor. Viven en una aldea especial, la emanyata, que tiene funcionalidad militar. Mientras dura su estado moran, sus propias madres los cuidan de manera especial, proporcionándoles comida abundantes; ellos atienden al cuidado de su belleza, procurándose un buen aspecto físico y confeccionándose peinados llamativos. Entre las prohibiciones a las que deben someterse están las de tomar hidromiel, aspirar el tabaco por la nariz y beber leche solos o en casa de sus padres; sin embargo, se les permite el consumo abundante de carne y otros manjares. pasado el tiempo de moran, tiene lugar la ceremonia del eunoto, que permite el acceso al estado de hombre maduro. Se forma una familia y se ocupa enteramente del ganado familiar. Cuando la segunda clase de edad tiene hijos iniciados, pasa a la tercera o clase de los padres, cuya función principal es la política. Asumen la dirección del Consejo de ancianos. La cuarta clase, a la que pocos llegan, la de los ancianos piron, representan el vinculo con el pasado. Su función en la sociedad es eminentemente religiosa.
Cada clase de edad tiene dos instituciones estables, el ol aunoi y el ol aigwenani, cuyos candidatos cesan al cambiar de clase y pueden ser sustituidos por otros. El primero es el guía ritual y su elección corre a cargo de los piron; el candidato suele ser siempre un joven perfecto en el aspecto físico, descendiente de masai pastores y buen conocedor de las tradiciones. El ol aigwenani es el portador del grupo y no hace falta pureza de sangre para su designación, solamente que tenga facilidad de palabra y sea un guía hábil. Los que se distingan por su cometido recibirán el titulo de Ol aigwenani kitok.
Al contrario de los jóvenes, las mujeres prefieren mostrar sus cabezas rapadas y adornar su cuerpo y extremidades con abundantes collares y cintas que se despliegan durante las danzas.

              




            Adornos de mujeres


Cuando se estima conveniente, se realiza el Olamal loo Nketuaak, o ceremonia para mantener la fecundidad de las mujeres; dura varios días y sólo pueden participar las mujeres pertenecientes a dicho clan. En las danzas que integran esta ceremonia las mujeres recitan oraciones para pedir a Engai la fecundidad para las mujeres que no tienen hijos , y darle gracias por las que los tienen. El anciano que dirige la ceremonia bendice en varias ocasiones a todas las mujeres, dispuestas en corro, derramando unas veces sobre ellas naisho con leche y otras les unge la frente con una mezcla de leche y de tierra. La ceremonia se termina con el sacrificio de un buey, del que se comen todas su carne asada.


Sacerdote

Con la ocupación colonial británica comenzó a cambiar definitivamente su suerte; una ley promulgada en 1910, puso límite a su relativa libertad para la vida nómada y fijó para ellos un territorio reserva que reducía el espacio en casi la mitad de lo que correspondía a sus posesiones tradicionales. Con la independencia de Kenia, las autoridades han ido dictando leyes para poner fin de modo absoluto al nomadismo y favorecer la sedentarización de los masai; esto está poniendo fin a su estructura social y a la esencia misma de su vida. Algunos clanes han rechazado estas medidas y se han puesto de acuerdo para continuar con su vida nómada, pero otros no han tenido más remedio que claudicar y dedicarse a una agricultura familiar, en contra de los principios masai.


 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

LOS REYES GUERREROS DE ABOMEY

Como los faraones de Egipto o los grandes Reyes de Persia, los monarcas de Dan-Homè estaban en el centro de todos los poderes de la vida política, social religiosa y militar del reino. Un rey de Dan-Homè era benerado como dokunnon (dueño y poseedor de todas las riquezas),  sèmèdo (dueño del mundo) y aïnon  (dueño eminente de la tierra). Subiendo al trono, cada monarca se comprometía a dejar detrás de él un territorio más vasto de aquel que había heredado. La monarquía dahomeniana se comprometía por consiguiente en serie de guerras de conquista permanente que, a principios del siglo XIX, había hecho de Dan-Homè uno de los reinos más poderosos de África.
Con el fin de asegurar la estabilidad a largo término de la monarquía, un sistema único de reglamentación de la sucesión facilitaba la transición entre un rey y su sucesor. Según este principio llamado vidaxo, el monarca envejecido escogía entre sus hijos aquel que era el más apto para reinar, bajo reserva de la aprobación de sus ministros y sus adivinos. Cuando un príncipe subía al trono, escogía generalmente un "lema personal" - un slogan que expresaba atributos como la fuerza, la sabiduría y la astucia- así como un nombre real o "nombre fuerte". Él adoptaba igualmente un cierto número de emblemas o de símbolos que le permitían hacer conocer su nombre fuerte y su lema, de poner en guardia a sus enemigos y rivales, de conmemorar sus conquistas, y, en general, de atraer la atención sobre la aureola de su poder real. Estos símbolos estaban representados sobre bajo-relieve y sobre estandartes y aplicaciones de tejidos de colores vivos que decoraban los palacios.
Los motivos y los símbolos han sido a menudo reproducidos y estudiados a tal punto que los no iniciados reconocen sin dificultad los "nombres-fuertes" de los doce reyes de Abomey, siendo lo más difícil retener los dichos que allí se encierran. Estos están recogidos en los tapices del Museo de Abomey.


1. GANGNIHESSOU (reina hacia 1600)
Símbolos:
Un pájaro macho (Gangnihessou); un tambor (houn); un bastón como arma arrojadiza o de caza (gbenankpo).
Lema:
"Yo soy el pájaro más grande y el tambor más sonoro. No se puede impedir al pájaro que cante ni al tambor que retumbe".
A despecho del lema de Ganghihessou, su joven hermano Dakodonou se apoderó del trono.

2. DAKODONOU (Reina hacia 1625...). Joven hermano de Gangnihessou.
Símbolos:
Una jarra de índigo (ahozen); una caja de tela, una porra de guerra.
Lema:
"Dako mató a Konou tan facilmente como se rompe a una jarra de índigo".

Este lema hace alusión a un cultivador de índigo asesinado por Dako.

3. HOUEBADJA ( reina de 1645 a 1685). Hijo de Gangnihessou y sobrino de Dakodonou.
Símbolos:
Un pez (wé); una nasa (adja) y una azada en forma de maza (alikpota).
Lema:
"El pez que escapa de la red no vuelve más".
La ascensión al trono de Houebadja ha sido juzgada como una rehabilitación de su padre Gangnihessou. Houebadja es considerado como el fundador de la dinastía de los reyes de Dan-Homè; él estableció la capital en Abomey donde construyó un nuevo palacio, instauró una legislación, creó una burocracia, presidió las ceremonias religiosas y creó una cultura, política fuerte. Su lema expresa la sabiduría del rey que rehusa caer en las redes tendidas por sus enemigos.

4. AKABA(reina de 1685 a1708). Hijo de Houebadja y de Nan Adonon.
Símbolos:
Un facóquero (jabalí africano) y un sable (arma utilizada por Akaba para decapitar a sus enemigos).
Lema:
"Cuando el facóquero mira hacia el cielo se hace degollar".

5. AGADJA (reina de 1708 a 1732). Hijo de Houebadja y de Nan Adonon.
Símbolos:
Una carabela europea (houn).
Lema:
"Nadie puede prender fuego a un gran árbol con todas sus ramas; es preciso primero derribarlo".
Apodado "El gran guerrero", Agadja dirigió el país durante el período de más fuerte expansión de la historia de Dan-Homè. Su anexión del reino vecino de Xweda extendió las fronteras de Dan-Homè hasta el mar, lo que permitió tratar directamente con los negociantes europeos. Formó un cuerpo de élite de guerreros y fue el primer rey que estableció contactos con los europeos, de donde su símbolo de un navío europeo. El lema expresa la importancia de la fuerza y de la unidad.

6. TEGBESSOU (reina de 1732 a1774). Hijo de Agadja y Nan Huanjile.
Símbolos:
Un búfalo llevando una túnica, un trabuco, una puerta adornada de tres cabezas sin nariz.
Lema:
" Nada puede obligar al búfalo a quitarse la túnica". "Todas las hierbas y las hojas que cubren el sol no impiden el crecimiento de la joven planta de Tégbésu".
El joven príncipe Tegbessou fue asignado a la residencia del reino de Oyo como tributo que Dan-Homè debía pagar a este estado rival. Él volvió más tarde a su patria donde fue elegido como sucesor del rey. Según la costumbre el futuro rey debía llevar toda una jornada la túnica de su padre. Esperando hacer retirar a Tegbessou su túnica un rival colocó allí hojas de ortigas. Tegbessou conservó a pesar de todo la túnica y llegó a ser rey. Se lema personal recuerda a sus súbditos que había ascendido al trono a pesar de las maniobras de sus rivales; el emblema de la puerta adornada de cabezas sin nariz evocaba su victoria sobre un pueblo rebelde que había mutilado los cadáveres.

7. KPENGLA (reina de 1774 a 1789). Hijo de Tegbessou y Nan Cai.
Símbolos:
Un pájaro (un akpan); un fusil
Lema:
"El akpan nervioso ataca a los otros pájaros"
"En el agua la piedra no siente ni teme el frío"
Kpengla reforzó el ejército y emprendió numerosas campañas guerreras, actividad evocada por el lema mencionando el pájaro. Conquistó ciudades costeras, consolidando el dominio de Dan-Homè sobre el reino de Xweda y reforzando aún más la empresa de su país sobre el comercio de esclavos. El lema personal evocando la piedra sugiere que el rey no teme más a sus enemigos que una piedra teme el agua fría, mientras que el emblema del fusil recuerda que la utilización de fusiles con piedra de pedernal era generalizado en el ejército Dahomeniano bajo el reino de Kpengla.

8. AGONGLO (reina de 1789 a 1797). Hijo de Kpengla y Nan Senume.
Símbolos:
Ananás.
Lema:
"El rayo hiere a la palmera, pero jamás al ananás que está cerca del sol".
Agonglo es célebre por sus grandes reformas. Suprimió los impuestos que habían paralizado el puerto de Ouidah, prohibió la mordaza de madera inflijida a los prisioneros condenados para impedirles invocar maldiciones sobre el reino y reforzó el culto vodou instituyendo un rito llamado Zomadonou, que llegó a ser el culto específico de la dinastía. Agonglo abrió, igualmente, su reino a los misioneros cristianos y musulmanes y fue el primer dirigente dahomeniano que tomó una mujer europea entre sus esposas. Su símbolo y su lema personal recuerdan que el rey logró vencer las intrigas de sus enemigos; ellos tratan de justificar su comportamiento pacífico a los ojos de los que preferían un dirigente más militar.

* ADANDOZAN (reina del 1797 a 1818). Hijo mayor de Agonglo.
Símbolo:
Una gran sombrilla.
Lema:
"El rey hace de sombra a sus enemigos".
Considerado por algunos como un usurpador del trono ocupado por su hermano, Adandozan es un personaje muy controvertido. Durante su reino, trató de instaurar diversos cambios impopulares, como la reducción del poder de los sacerdotes; como la extensión de la esclavitud; como los sacrificios humanos en los rituales, incluyendo los miembros de las clases nobles de Dan-Homè. Fue destronado en ocasión de una sublevación de palacio. Falleció en 1861 y fue enterrado con todos los honores reales. Su nombre, sin embargo, ha desaparecido de la tradición oral y ha sido retirado de la lista de la dinastía.

9. GHEZO (reina de 1818 a1858). Hijo de Agonglo y de Nan Agontimè.
Símbolo:
Una jarra perforada de agujeros sostenida en el aire por dos manos, el búfalo, plumas.
Lema:
"Nuestra libertad es semejante a una jarra llena de agujeros que no puede retener el agua. Si cada uno de vosotros, hijos de esta nación, puede tapar un agujero con su dedo índice la jarra retendrá el agua."
"El búfalo poderoso atraviesa el país y nada puede detenerlo ni oponerse a él".
"Las plumas rojas del cardenal pueden parecerse al fuego pero no puede meter fuego al bosque".
A continuación del golpe de estado sin precedentes que le llevó al trono, Ghezo trabajó en la unificación de su reino. Considerado como un gran diplomático, pudo reconciliar a los partidarios y adversarios de Adandozan; él reforzó igualmente el ejército y terminó por liberar Dan-Homè del poderoso reino vecino de Oyo. Es considerado como uno de los más grandes dirigentes de Dan-Homè. El emblema y el lema que lo acompaña recuerdan a sus súbditos la importancia de la unidad nacional, la jarra se ha convertido en el símbolo nacional de Benín.

10 GLELE (reina de 1858 a 1889). Hijo de Ghezo y de Nan Zognidi.
Símbolos:
Un león y un cuchillo ritual de Gu, dios de la guerra.
Lema:
"El león siembra el terror entre sus enemigos desde que sus dientes han crecido."
"El cuchillo de Gu castiga a los rebeldes".
"El hombre se echó por tierra en toda su extensión y sus enemigos no pueden levantarlo".
Al final del reino de Ghezo, los partidarios de Adandozan quemaron los tesoros del palacio para protestar contra la ascensión de Glele al trono. Desde el principio de su reinado, Glele tuvo que luchar contra una oposición tanto externa como interna que trató de convencer como lo muestran estos símbolos y lemas. Glele fue a consolidar la supremacía de Dan-Homè en la región realizando más de 30 campañas militares; además, desarrolló prácticas culturales como la música, la danza y las ceremonias rituales. La fama de Glele se extendió en Europa donde fue considerado como uno de los grandes reyes africanos. Resistió a los esfuerzos anti-esclavistas pero tuvo finalmente que abandonar la trata de esclavos por fines comerciales; continuó, sin embargo, utilizando esclavos en sus campos y en ocasión de sacrificios humanos.

11. BEHANZIN (reina de 1889 a1894). Hijo de Glele y de Nan Zevoton.
Símbolos:
Un huevo, Un tiburón.
Lema:
"El mundo tiene un huevo que desea la tierra"
"Yo soy el tiburón. Yo nunca abandonaré una pulgada de mi reino".
El último rey de Dan-Homè es célebre como un gran luchador de la resistencia que trata de salvar su reino de los colonizadores franceses. Behanzin pudo, no obstante, confirmar su lema y prendió finalmente fuego a los palacios de Abomey antes de verlos caer en manos de los franceses. Su adiós a sus soldados, antes de su marcha al exilio impuesta por los franceses es considerado como uno de los discursos más importantes del pueblo fon y se enseña a los estudiantes de Benín hoy. Behanzim murió exiliado en Argelia en 1906

12. AGOLI AGBO (reina de 1894 a1900). Hijo de Glele y Nan Kannanyi.
Símbolos:
Un pie tropezando contra una roca, Una escoba, un arco.
Lema:
"¡En guardia! La dinastía de los reyes de Dahomey ha tropezado, pero no se cayó"
"El rey es como una escoba que hace retroceder a sus enemigos".
Los franceses se miran en lugar de Agoli Agbo; su lema trataba de animar el sentido de la continuidad dinástica. El arco simbolizaba el regreso a las armas tradicionales menos peligrosas, impuesto por los franceses, por oposición a las provisiones de armas cuantiosas acumuladas por los reyes procedentes gracias a la trata de esclavos. Una de las prioridades absolutas de Agoli Agbo fue la reconstrucción de los palacios reales de Abomey. Bajo dominación francesa, la monarquía fue privada de su poder y Agoli Agbo no pudo llegar a gobernar. Cuando él rehusó el papel de simple peón en el tablero de ajedrez de los franceses, fue exiliado y los franceses abolieron oficialmente la realeza de Dan-Homè.


lunes, 24 de septiembre de 2012

LAS MÁSCARAS AFRICANAS II

  1. LA MÁSCARA E IDENTIDAD
La máscara tiene en las más diversas culturas un significado que parece conectar con algún profundo deseo humano. La reacción que uno tiene con respecto a otra persona depende en primer lugar de lo que uno percibe a un nivel inmediato del más ligero cambio en la expresión de su rostro. los ojos son, ciertamente, la expresión del alma ya que la mirada, así como los movimientos y la postura del cuerpo, expresa la individualidad e identidad de una persona.
Pero cuando un hombre oculta su rostro con una máscara, su identidad permanece escondida, y la expresión de la máscara le proyecta un nueva identidad. Incapaz de establecer la identidad humana del hombre enmascarado, el espectador se ve desorientado. El cambio es más impresionante y dramático cuando los rasgos de la máscara no son naturales sino grotescos o aterradores, o son abstracciones de la figura humana o animal. El hombre que lleva una máscara de expresiones exageradas aparece extraño, imprevisible, algunas veces amenazador.
La máscara, por otra parte, está íntimamente relacionada con la danza. Los movimientos rítmicos aumentan el efecto sugestivo de su misterioso disfraz. Cuando el danzante enmascarado actúa en un ritual religioso, la máscara lo introduce en una nueva dimensión. En la danza se unen el significado de la máscara y el gesto creador y vivo del hombre. Con el rítmico contacto del pie con el suelo, el danzante recibe la carga vital constante de la madre tierra.
Pero la máscara y el disfraz no sólo afectan a quien los ve, sino también a la persona que lo lleva. El danzante adapta sus movimientos al carácter que personifica y poco a poco se va transformando e identificando con su máscara, la cual, a su vez, va cobrando vida en él.


El hombre enmascarado entra como en trance y se expresa con gestos grotescos y sugestivos. A veces pronuncia frases sibilinas con una voz que no parece humana. Por eso muchas veces va acompañado de un intérprete o "médium" cuya función consiste en explicar a los asistentes el sentido de los extraños sonidos que pronuncia el portador de la máscara. Como éste se viste en la selva, nadie sabe , y mucho menos las mujeres, quien es el que lleva la máscara.
El hombre se enfrenta con fuerzas naturales que le sobrepasan y condicionan. Fuerzas que no logra comprender ni mucho menos controlar; su existencia es, en consecuencia, un enigma. Intuitivamente el hombre tiene una comprensión del lugar que ocupa en el orden de las cosas y este engendra en él una actitud religiosa hacia el mundo exterior. El africano representa todo esto en rituales dentro de los cuales las máscaras adquieren un valor vital.




La máscara aparece como elemento determinante dentro de estos ritos puesto que percibe y oculta las emanaciones de los poderes invisibles. Estos poderes se concretan a través de ella en un ritual, donde cada movimiento, rigurosamente controlado, tiene una función clara. La máscara preside las danzas socio-religiosas que son la reafirmación de las relaciones con los poderes mitológicos. Es uno de los elementos importantes que dan cohesión al grupo manteniendo unas normas que han sido transmitidas por los antepasados a través de cada generación.

        2.       EL ESCULTOR Y SUS INSTRUMENTOS

El joven que desea consagrarse a este arte tiene que trabajar durante dos o tres años bajo la guía de un maestro escultor. Frecuentemente este arte es hereditario y pasa de padres a hijos. Pero por lo general un joven es elegido porque tiene cualidades especiales para ello. empieza imitando prototipos ya existentes, para que aprenda a respetar el estilo tradicional de la tribu.

 El artista debe mantenerse fiel a este estilo porque el espíritu no reconocería su morada si no fuera esculpida según las formas convencionales. Además los clientes insisten en la creación de una máscara típica para una finalidad específica. El escultor es un artesano capaz de satisfacer las exigencias del público porque forma parte del orden social, mágico y religioso en el cual la comunidad vive.




El estado social del escultor difiere según las culturas locales. Entre los sudaneses, el herrero es también el escultor, porque piensan que el hombre que ha fabricado los instrumentos es aquel que mejor los puede saber usar. El herrero es frecuentemente asociado con los poderes ocultos pues sabe extraer el hierro de la tierra y además trabaja con el fuego. Por esta razón, frecuentemente es temido. Entre los Bambara de Malí, el herrero vive en un lugar aislado del poblado.
Generalmente el escultor es un profesional. Los danzantes Dogón de Malí constituyen la excepción pues cada uno se fabrica su propia máscara. Ordinariamente el escultor es un miembro honorable de su comunidad. Sin embargo, entre los Senufo de Costa de Marfil, el escultor pertenece a la casta más baja y vive en un lugar aislado del poblado. En otras comunidades el escultor goza de gran prestigio y trabaja por un salario. En los mitos Dogón, el escultor es el héroe cultural y por esta razón goza de una posición social muy alta. En otras partes de África, como la república Democrática del Congo, el escultor es un campesino que trabaja la madera cuando las labores del campo no apremian.
El taller donde fabrican las máscaras suele estar fuera del poblado o en el interior de la selva, lejos de las miradas de los no iniciados, para proteger el misterio que las envuelve. Esto facilita la elección de la madera que sirve para su construcción.



La construcción de la máscara es un acto religioso. Para que la máscara consiga su propio poder, o el hechicero que son los mediadores entre el pueblo y los espíritus. Son ellos quienes confirman la creencia de que en la máscara habita un espíritu y quienes establecen los tabúes que no pueden ser quebrantados. La consagración ritual, añadiendo a veces ingredientes mágicos, concede a las máscaras su propio poder. Si los tabúes no son respetados, la máscara puede transformarse en portadora de mal para toda la comunidad.
Cuando el hombre se despoja de la máscara se realiza una especie de ceremonia de desconsagración para remover su poder que podría perjudicar al grupo. La construcción, custodia y uso de las máscaras están severamente regulados por leyes inviolables y ritos bien precisos de los cuales dependen su eficacia. El conocimiento de estas leyes y ritos marca el crecimiento de los jóvenes en la sociedad. Finalmente tenemos que hablar de los instrumentos generalmente muy rudimentarios usados en la fabricación de sus máscaras. El más usado es la azuela, que se utiliza incluso para los detalles más pequeños. Se usan también cuchillos de uno o dos filos para trabajos más refinados. La hachuela, de uso menos frecuente, sirve para trazar los contornos de la figura. Algunas tribus usan instrumentos de hierro para quemar o suavizar la superficie o para hacer agujeros en los bordes de la máscara. El escultor cree que cada instrumento posee su propio poder. Por eso, antes de comenzar la fabricación de una máscara, realiza especiales sacrificios con sus instrumentos. Como se cree que los instrumentos poseen algo de la habilidad del maestro, al morir éste, el discípulo los hereda y realiza un rito especial para poder encarnar los poderes del maestr


viernes, 21 de septiembre de 2012

LAS MÁSCARAS AFRICANAS

El uso de las máscaras está extendido por las más diversas regiones del mundo desde los tiempos más remotos. Las máscaras son conocidas en algunos países de Asia, como China, Japón, India y Tibet; en algunas islas de Oceanía; entre los indios de América. En Europa, se encuentran escenas de caza con danzantes enmascarados en las cuevas del hombre paleolítico, unos 30.000 años antes de Cristo.


En cuanto a África se refiere, el uso de máscaras se extiende, actualmente, a lo largo de una amplia franja paralela a la costa occidental, sobre todo, desde Guinea Bissau hasta el antiguo reino del Congo y desde allí hasta la región de los Makonde, entre Tanzania y Mozambique.
Los modernos estudios etnográficos y etnológicos han arrojado alguna luz sobre el origen de la máscara, pero todavía no se ha escrito la última palabra. Su origen se pierde en los umbrales de la Historia como lo testimonian las representaciones de figuras enmascaradas en las pinturas rupestres de los bosquimanos y de los pobladores de las regiones de Tassili, en Argelia y de Ennedi, en Chad, antes de la desertificación del Sahara.




Un mito de los Dogón de Malí nos lo explica así: Antiguamente los hombres eran inmortales. En su vejez se convertían en serpientes y dejaban de hablar la lengua de los hombres para comunicarse con un lenguaje secreto. Pero un día unos jóvenes se construyeron unas máscaras y las usaron sin advertir a un anciano que se había transformado en serpiente. El anciano se irritó con ellos y los reprendió en lengua humana.
Al expresarse con un lenguaje humano, el anciano rompió el tabú. Por esta razón se convirtió en "impuro" y murió inmediatamente. Entonces los jóvenes comprendieron que la fuerza de la muerte les amenazaba a ellos también. Para escapar de sus garras construyeron una máscara que representaba al viejo-serpiente. Esta máscara, pensaron, serviría de morada para la indestructible fuerza vital del muerto. la misma máscara absorbería la fuerza, también indestructible, de la muerte.


Para que este misterioso objeto no dañase a los mortales tuvo que ser custodiado con especiales cuidados. Sólo los iniciados de una asociación secreta podrían acercarse a la máscara y custodiarla. De hecho, cuando no se usa la máscara, se conserva en un lugar sagrado fuera de las miradas de los no iniciados.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

ESTATUARIA AFRICANA I

El arte africano despertó un gran interés en los movimientos vanguardistas occidentales de las primeras décadas de este siglo. Con anterioridad, y a la vista de ciertas técnicas empleadas, se le había tildado de "primitivo" y se habló de un "arte inferior", entendiendo las manifestaciones escultóricas del Africa negra como expresiones inacabadas e imperfectas.
Hay que recordar que estamos ante un arte funcional y social, unido íntimamente a la naturaleza y con manifestaciones estéticas que van más allá de los cánones occidentales.
Una prueba de ello es el arte Makonde. Una tradición de este pueblo, originario de la región de Rovuma, al norte de Mozambique, explica que hace mucho tiempo vivía una criatura semejante a un hombre que erraba sola por la tierra y se aburría. Un día cogió un trozo de madera y se puso a esculpirla. Cansado, se durmió. Por la mañana vio con gran sorpresa que la estatua vivía y se había convertido en mujer.
El arte makonde, tallado en madera de ébano, pretende mostrar la vida nacida del árbol.




El marfil, propio de países centroafricanos, es una prueba más de la sutileza artistica y el preciosismo escultórico, de la misma manera que lo son las manifestaciones en bronce (figura de un "oba", rey de Benín), terracota (bustos dinkas de Sudán) o madera.



"El que yo sea tumba o tesoro, el que me calle o que hable depende de quien pasa frente a mí".    (Fragmento de un poema makonde)

martes, 18 de septiembre de 2012

LOS KARIMOYÓN

Viven al noroeste de Uganda, limitando con Sudán y Kenia. Forman parte del grupo Nilo-camita. Karamoya, es la tierra que los cobija, una región de plantas espinosas, semiáridas y donde escasea la lluvia. Su estilo de vida es la de un pueblo dedicado exclusivamente a la ganadería y al pastoreo.
Son altos y robustos. Esta constitución física se debe en gran parte al clima sano y al vida seminómada de pastores, además del complemento básico en su alimentación: la carne. Son abiertos, sinceros y cordiales.
El poblado es casi circular y está rodeado por empalizadas hechas con ramas espinosas de unos dos metros de altura.
Las viviendas son de reducido tamaño y circulares. Las mujeres son las encargadas de construirlas con palos, espinos, paja y barro. Tienen unos dos metros de diámetro y sus techos son de forma cónica. las cabañas son tan bajas que apenas se puede estar de pie en el centro. el suelo es de tierra muy prensada.



Los jóvenes, después de la pubertad, se dejan crecer el pelo para recogerlo en una especie de moño sujeto con tiras de cortezas. Cuando el cabello está muy largo, el moño adquiere una forma alargada. Dejan con mucho cuidado pequeños agujeros en su peinado para colocar en ellos las plumas de avestruz, que llevan en las ceremonias.


Las mujeres se peinan con diminutas trenzas y se cubren de collares, numerosos pendientes, argollas y gargantillas.
La vida social y económica giran en torno al ganado. Cuidar las vacas es su trabajo y su actividad cotidiana. El nombre de las personas, la iniciación a la vida adulta y a la vejez, el matrimonio y toda clase de ritos van ligados o tienen alguna relación con sus animales. Las vacas ocupan una categoría intermedia entre el ser humano y los demás animales.
Los karimoyón nacen pastores, una tarea que llevan en la sangre desde niños. Cuando son adultos, pasan largas jornadas pastoreando los rebaños. La agricultura está casi enteramente en manos de las mujeres. Se cultiva algo de maíz y sorgo, pero la escasez de lluvia y la falta de medios agrícolas no permiten obtener los frutos deseados.
El ganado, principalmente, el vacuno, es la vida de este pueblo, de él no sólo extrae los recursos de su subsistencia, sino que forma parte de su esquema cultural. Esta relación estrecha entre ganado y hombre llega a su punto culminante en los lazos íntimos que éste puede establecer con su buey preferido, al que le da su mismo nombre, le adorna con un collar de cuero del que cuelga el mejor cencerro.
A pesar de la pobreza de pastos, los Karimoyón han sido unos maestros en mantener el equilibrio ecológico de su tierra y han podido subsistir en medio de unas condiciones adversas. Han sabido evitar la concentración de personas y animales por mucho tiempo en un mismo lugar, y han practicado una rotación de pastos; así, los ganados pastan sólo durante los meses lluviosos cerca de los poblados y, durante la estación seca, se dirigen a las mesetas orientales donde encuentran agua e hierba. En plena estación seca no se vuelve a los poblados, en éstos sólo se quedan las mujeres y los niños, mientras que los hombres se alejan con sus vacas y viven en campamentos itinerantes improvisados.


La sociedad se articula en cuatro clases de edad, y se organizan, al principio, como bandas de guerreros en los deferentes poblados; se entra a los 18 años después de recibir la iniciación. Para llegar a ser un guerrero completo, se le someterá a una serie de pruebas entre las que destacan matar a un buey de un golpe de lanza, comer su lengua y cocer su estómago. Sus hazañas bélicas quedarán grabadas en su cuerpo de forma visible: una cicatriz en el hombro izquierdo por haber matado a un hombre o en el derecho si la víctima ha sido una mujer.
Los ritos de iniciación, únicamente masculinos, reciben el nombre de Asapan, y constituyen la fiesta más importante de los diferentes grupos. Están presididos por los ancianos más importantes, que se colocan en un lugar indicado, formando un semicírculo y mirando hacia el norte, o hacia el monte Apule, de donde salieron sus antepasados para ocupar las regiones actuales; los neófitos se sientan en frente de la misma forma. Cada uno de estos deberá llevar un buey para el sacrificio. Comienza la ceremonia levantándose uno de los ancianos y narra las hazañas de los antepasados y canta su valentía, al tiempo que inculca a los aspirantes la importancia de la ceremonia y el compromiso que van a contraer.
A continuación, los candidatos deben matar al buey con un golpe de lanza que le llegue hasta el corazón, y luego unos expertos trocean su carne, que se repartirá según el rango de los presentes.
Seguidamente el Emuron , uno de los adivinos, examina el estómago y las vísceras para interpretar el futuro. Sí presagia "buena fortuna", se continúa adelante con la ceremonia, y si no es así, se matará un cabrito o los que sean necesarios hasta que el adivino encuentre una predicción favorable. Superado este trámite, cada neófito se acerca a su buey y bebe sangre fresca mezclada con leche; luego toma el estómago del buey y se acerca a los ancianos, que untan todo el cuerpo con el quimo que hay en él, mientras que le felicitan. Desde ese momento, ya están iniciados y son miembros adultos de la sociedad. Después se preparan las hogueras y se asa la carne, participando en el banquete todos los que han asistido a la ceremonia; terminada la comida se vuelve a recordar las proezas de los antepasados. Seguidamente tienen lugar las danzas.


Los grupos de edad formados a partir de la iniciación están, a su vez, divididos en dos generaciones distanciadas por un período cercano a los treinta años. La primera parte está integrada por los jóvenes, que tienen como misión la defensa del grupo, y en la segunda están los mayores, encargados de las tareas administrativas. Cada treinta años tiene lugar la "Ceremonia de la Sucesión" en el monte Apule, durante la cual los ancianos que queden ceden sus responsabilidades de gobierno a los jóvenes con una antigüedad de iniciación entre cinco y treinta años. Como ocurre en cada ritual karimoyón el centro de la celebración lo constituye el sacrificio del buey y el banquete posterior.
La creencia religiosa descansa en la aceptación de un Dios Supremo, Akuj, que significa "el de arriba" y que controla a los espíritus. El culto esencial es el sacrificio de ganado. Los sacrificios públicos suelen tener lugar debajo de un árbol, cuyo tronco es rociado con la sangre del animal, por una doble explicación:
1ª se piensa que Akuj baja del cielo a los árboles a escuchar a los hombres.
2ª porque a su sombra se sentaron las diferentes generaciones de ancianos que ya pasaron a la otra vida y se hallan todos juntos en "el gran poblado".
Los enterramientos se suelen realizar en el corral después de haber amortajado al difunto con una piel de vaca.
Se práctica de manera generalizada la extirpación de los incisivos inferiores para permitir el paso de los alimentos en caso de contraer el tétanos.
Una creencia muy extendida entre los karimoyón es que los halcones son pájaros de mal agüero que se convierten en portadores de la sequía y son causantes de muchas desgracias comunitarias.

lunes, 17 de septiembre de 2012

LENGUAS DEL CONTINENTE AFRICANO

A lo largo de la historia, las lenguas han estado en contacto unas con otras y han sido muy numerosos los casos de interinfluencia. Hubo lenguas que tuvieron una gran expansión, como las lenguas bantú y el árabe, como consecuencia de la expansión islámica a partir del siglo VII después de Cristo marcando el inicio de un período de profunda influencia árabe en el norte de África.

En África se hablan unas 1.500 lenguas pertenecientes a cuatro familias lingüisticas: la Afroasiáticas, que se extiende por un amplio cinturón que cubre la mayor parte del tercio septentrional del continente y llega al oeste de Asia; la Congo-Kordofán, que se compone de 1000 lenguas y se habla por las dos terceras partes meridionales de África, con la rama bantú ocupando la mitad meridional del continente; la Nilo-sahariana, que se hallan en la región central y central-oriental de África, salvo una lengua la Songhai, que se habla en el África Occidental (Malí, Burkina, Níger); y finalmente las lenguas de la familia Khoisan que en su día se hablaron por la mayor parte del tercio meridional de África pero que actualmente debido a la expansión bantú y a la ocupación europea muchas se han extinguido. Hay varios docenas de lenguas khoisan que se hablan por grupos pequenos en Sudáfrica, Namibia, Bostwana y Angola, donde las lenguas dominantes son Bantúes (Zulú, Xhosa) o indoeuropeas ( afrikáans, ingles), las dos lenguas khoisan más divergentes se hallan en el norte de Tanzania.



La lengua más hablada es el Árabe con 180 millones de personas. Le sigue el Hausa con 60 millones y por último el Suahili y el Lingala con 40 millones cada una. A parte de esas lenguas como ya hemos comentado cada pueblo tiene su lengua.

Junto a estas tienen las lenguas que adoptaron tras la independencia ingles, frances, italiano, portugués, castellano.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Los Pigmeos



En la actualidad son unos 150.000, repartidos entre la República Democrática del Congo, Ruanda, Burundi, República Centroafricana, Gabón, Camerún y Congo.
La selva es su hogar. Ultimamente su hábitat está siendo invadido por la explotaciones de madera, las plantaciones industriales y las minas de oro y diamantes, lo que modifica su modo de vida.
Son cazadores, nómadas y monógamos.



En todos los grupos pigmeos la unidad socioeconómica es el poblado, constituido por una decena de cabañas que albergan entre 30 y 70 personas. El más anciano o el cazador más habil preside esta unidad. La cabaña semiesférica, cubierta totalmente de hojas, tiene un diámetro de dos a tres metros y una altura que raramente supera los 150 cm. su construcción conrresponde a la mujer, aunque últimamente esta función también la realiza el hombre.





La economía está basada en la caza y la recolección; no acumulan alimentos o bienes naturales; viven al día de aquello que la naturaleza les ofrecen.
Son uno de los mejores cazadores de África y desprecian la agricultura y la ganadería. El único animal doméstico que tienen es el perro. El alimento cotidiano lo obtienen mediante la recolección y la caza en la selva. Muy a menudo intercambian estos productos por otros con los grupos étnicos vecinos.



El hombre en edad de casarse busca una esposa en un grupo distinto al suyo. En el matrimonio hay un intercambio: un grupo cede a otro a la mujer si éste le proporciona otro.
Creen en un Ser Supremo Creador, que se personifica en el dios de la selva, del cielo y del más allá.
Las relaciones con la administración de los distintos Estados son muy complicadas como para cualquier población seminómada. Los gobiernos quieren que los pueblos sean sedentarios para realizar sus programas de desarrollo.

miércoles, 12 de septiembre de 2012


MUSEO AFRICANO MUNDO NEGRO 


África tiene más de mil culturas, correspondientes a otros tantos pueblos. La fuerza de su música y la creatividad de sus artes plásticas han enriquecido en las últimas décadas las corrientes artísticas occidentales.
El Museo Africano, abierto por los Misioneros Combonianos en 1.985, tiene como finalidad ofrecer al visitante una ventana por la que asomarse al incomparable mosaico formado por los pueblos africanos. Más allá de los objetos y sus formas, uno puede ponerse en contacto con la culturas, pueblos y en definitiva, con los hombres y mujeres de África.

El Museo Africano Mundo Negro reune piezas procedentes de diversos países del sur del Sahara. Como si de un viaje se tratara, el visitante se va adentrando en el continente africano y conociendo sus gentes de una forma progresiva.
Partimos de lo más externo a la persona: su aspecto, vestimenta, adornos y objetos de uso cotidiano. Así podremos ver collares y pulseras, vestidos tradicionales y modernos, diferentes tipos de vivienda y objetos de uso doméstico.

El segundo paso nos acerca al trabajo diario con diversas muestras de utensilios usados para la caza, la pesca, la ganadería o el cultivo de los campos. Una colección de machetes y cuchillos refleja, por otro lado, la importante labor de los herreros.
La riqueza de las manifestaciones artísticas queda recogida en una sección del museo dedicada a instrumentos musicales y esculturas de marfil y madera, en la que destacan las elaboradas tallas en ébano de los artistas makonde de Mozambique.


Una representación del vodú, religión de los ewé, originarios de Togo y Ghana, nos abre el paso hacia el ser espiritual y religioso del africano. las máscaras, con su gran fuerza expresiva y formal, y la estatuaria ritual nos ayudan a profundizar en la relación de unos pueblos, esencialmente religiosos, con el Ser Supremo y los antepasados.



Hay un apartado muy especial dedicado al arte cristiano: cruces y pergaminos etíopes y tallado de Cristo crucificado, Belenes.
Junto a las piezas se exponen una serie de mapas, fotografías y grabados que ayudan a situar las piezas en su contexto, creando así una idea más amplia y completa sobre la cultura e historia africana.