miércoles, 31 de octubre de 2012

LA MÚSICA EN ÁFRICA

I. UNA VISIÓN GENERAL DE LA MÚSICA EN ÁFRICA
Una primera aproximación debe partir de la consideración que un estudio de la música africana consiste ante todo, en comprender la unidad y la diversidad propia del continente africano. Hay que precisar que la expresión "música africana" no es correcta. Sería más exacto hablar de "músicas africanas tradicionales", porque África es un mosaico de grupos étnicos, cada uno de los cuales posee un propio patrimonio histórico y cultural. Sin embargo, aparte de las numerosas y variadas particularidades de las tradiciones musicales de cada pueblo, se notan en ellas muchas características técnicas, culturales y sociales comunes, fruto de contactos y de interacciones recíprocas.


Uno de los influjos culturales que África experimentó le vino del exterior. A partir del siglo VII, hizo su aparición la cultura árabe. Su penetración en las zonas subsaharianas continuó durante los siglos sucesivos. La influencia islámica se dejó sentir sobre todo en el ámbito de los instrumentos musicales.
Como las artes plásticas que cumplen una función, la música en África no nace solo para ser escuchada, como si de un espectáculo se tratase, montado para el disfrute estético. La música forma parte de la vida.


Una máscara, por ejemplo, nunca es hecha para el goce estético, más bien es hecha para bailar con ella, para a través de ese objeto ponerse en contacto con el más allá, con los antepasados o el mundo de los espíritus.
De la misma manera, la música en África también transciende la realidad presente; es una invitación que va más allá del disfrute estético... por la misma razón es una música que ha de ser escuchada y vivida dentro de un contexto que le da su razón de ser.
La música acompaña al niño recién nacido, con cantos se celebra su incorporación a la comunidad cuando recibe el nombre, la iniciación conlleva toda una serie de cantos y danzas realizados por los iniciados, las bodas son motivo de alegría que se expresa con el baile, un funeral une a un pueblo en el dolor de la pérdida de un ser querido y con cantos lamenta su marcha. La música se hace presente cuando unidos se celebra una buena cosecha o los cazadores oran por una buena caza.



La música africana nunca adoptó un sistema de anotación. Las músicas tradicionales se interpreta de oído, por aprendizaje a base de convivir con el maestro y el instrumento.
La música africana no adoptó ni el sistema de escritura, ni la escala. Se toca de oído y de memoria y su armonía no es muy compleja. Además, la armonía africana aparece vinculada con la melodía y las escala.


La falta de partituras y la improvisación no implican, en ningún caso, pobreza musical, más bien lo contrario. La percusión es más importante que la voz, y la calidad de la voz cuenta menos que la calidad de los ritmos, aunque estos estén, por lo general, en función del canto cuando transmitir ciertos mensajes se trata.


La música por sí misma no existe en África. Esta siempre vinculada con la vida cotidiana y sus actividades. En África, la vida y sus múltiples aspectos hablan el lenguaje de la música.
II. CANTO, MÚSICA Y DANZA.
Estos tres conceptos aparecerán tan unidos entre sí en muchas tradiciones africanas que no es posible deslindarlos de una manera clara a un nivel conceptual.
A.- EL CANTO
En África, en general, la música vocal es la esencia misma del arte musical, lo que no disminuye la importancia de la música instrumental, pero para entender el valor y la funcionalidad de esta última hay que tener en cuenta que su primer y fundamental objetivo es el de recrear el elnguaje oral que educa, recrea el pasado, alaba hazañas...


En una cultura oral como la africana, el GRIOT salvaguarda la memoria colectiva. Por eso suele decirse que "cuando en África muere un anciano es una biblioteca que se quema". El relieve que adquiere la figura del griot es un testimonio de la importancia que tiene la palabra, la narración y el mito.


Los griot son los guardianes, intérpretes y cantores de la historia oral de muchos pueblos africanos. En la lengua mandiga son conocidos como JALI y en África central como MBOMVET. Todos ellos desempeñan un papel social muy semejante. Los griot cantan la historia épica de África, los mitos de los diversos pueblos o elogian los méritos de los héroes y personajes del pasado, generalmente acompañados con algún instrumento musical como la kora o el xilófono.


En el pasado, los griot eran contratados por los reyes y príncipes para que ensalzaran sus cualidades con sus cantos en las ceremonias sociales y de la corte. Pero a veces sabían criticar a sus mecenas con una fina ironía. Debido al papel social que jugaban en la corte, los griot gozaban de gran prestigio en la sociedad africana tradicional. Eran muy estimados por sus capacidades musicales y poéticas, recibiendo una buena retribución por su trabajo. Eran, además, temidos porque se pensaban que poseían algunos poderes ocultos. Por esta razón, cuando morían, no eran sepultados sino que colocaban su cuerpo en el tronco hueco de un árbol o lo colgaban de las ramas para que sus restos no contaminasen la tierra con sus poderes mágicos.
B.- LA DANZA AFRICANA.
En determinadas ocasiones cobrará un papel relevante la música instrumental cuando da pie para el baile. Pero la música en África es una corriente de energía vital en la que se participa en el momento en que se interpreta, se canta o se baila. No tiene sentido limitarse solamente a escuchar. Por esta razón, la música se concibe en función de la danza, de una gestualidad que tiene en sí misma armonía, ritmo, y que envuelve la misma vida. Los movimientos nacen de la vida y la interpretan.


La música suele integrarse con la danza. Para el africano, la experiencia musical es sobre todo una experiencia emotiva: por muy bonitos que sean los sonidos, carecen de significado si no se complementan con la danza. Además, el movimiento corporal intensifica el placer individual de la música, mediante la sensación de una mayor participación y por medio de los impulsos que se crean al expresar el ritmo con el movimiento físico.


La danza es importante, no sólo porque permite liberar las emociones, sino que puede servir como un medio social y artístico de comunicación. Por medio de la danza, los individuos y los grupos comunitarios manifiestan actitudes de hostilidad, de cooperación o de amistad. Pueden manifestar respeto hacia los superiores, estima y gratitud hacia los que les desean o hacen el bien.
Si cuando danza un akan, pueblo de Ghana, señala al cielo con la mano derecha o con las dos manos quiere decir: " Yo miro hacia Dios". Cuando apoya su dedo índice sobre la cabeza significa que tiene un problema, una cosa en la que tiene que pensar seriamente. Si apoya su índice derecho bajo el ojo derecho, quiere decir que no tiene nada que decir, que ve cómo van las cosas. Naturalmente se puede danzar sin el propósito de transmitir mensaje alguno, sino tan sólo con la intención de expresar los propios sentimientos.
Como la danza es un vehículo de expresión, se puede vincular estrechamente con los acontecimientos comunitarios del momento. Danzar en los funerales no significa sólo dolor y pesar, sino que puede ser un homenaje al difunto y un acto de solidaridad en momentos difíciles.



Según Kwabena Nketia "Para el africano la experiencia musical es completamente vivencial y emocional. Los sonidos, por muy bonitos que éstos sean, no tendrán ningún sentido si no ofrecen esta experiencia o sino contribuyen a una mejor ejecución de las danzas".
Según un dicho swahili "La música va con la danza", y es que la experiencia musical en África es como una llamada a dejarse llevar por un torrente vital al que se pertenece desde el mismo momento en que la música comienza a sonar.
Pero la danza no es sólo importante por la posibilidad que ofrece de airear las emociones generadas por la música, como arrebatadora alegría, tristeza o pena. La danza, como el canto, tiene también un mensaje: desde ser expresión de la fiesta hasta recordar las labores del campo o ser el medio para hacer las paces entre dos enemigos que buscan reconciliarse.
Los signos usados en este lenguaje serán la elección que el bailarín hace de posturas, movimientos o expresiones de la cara. Es en el contexto de un grupo concreto donde estos signos y movimientos de baile cobran su pleno sentido.  Algunos pasos o movimientos en la danza están tomados de la vida diaria. Movimientos que reproducen los de ciertos animales, como el Hose Hú de Togo, en el que los bailarines reproducen con los brazos y la espalda el movimiento de la grulla real, o las mujeres borana de Kenia, que en sus bailes entablan una especie de lucha simbólica entre los diferentes clanes, mientras elevan los brazos imitando la forma de la cornamenta de su ganado.
En ocasiones las danzas se componen de movimientos precisos para los que el bailarín ha de estar sumamente concentrado y preparado para interpretar en cada momento el baile tal y como viene señalado desde antiguo. El bailarín es un mensajero de los espíritus. En la danza, la música no juega un papel secundario; es la que marca el ritmo y los bailarines se dejan llevar por ella dando un amplio margen para la improvisación.

lunes, 29 de octubre de 2012

LALIBELA

Hay muchas leyendas que florecieron en torno al rey santo. Una de ellas, muy popular, narra el origen divino y milagros del reinado de la Lalibela. Un día la madre mecía la cuna de su último hijo, el hermano menor del rey. De repente, un enjambre de abejas se posó inesperadamente sobre la cara del niño sin hacerle ningún daño. La emperatriz interpretó este hecho como una señal del cielo: "Las abejas saben que este niño será rey". Lo llamó Lalibela, que quiere decir "las abejas reconocen su soberanía"
Cuando se enteró de la profecía su hermano Hebzai, que por aquel entonces se sentaba sobre el trono, sintió mucha envidia. Tenía un plan para deshacerse de él. Envenenaría a su hermano para que no le usurpara el trono. Pero el único efecto que tuvo el veneno fue un profundo sueño que duró unos tres días. Durante ese sueño los ángeles lo elevaron al cielo, donde Dios le ordenó la construcción de las iglesias monolíticas.
Lalibela no tuvo más remedio que permanecer escondido durante cuarenta años dedicado a las prácticas ascéticas, lejos del mundo y en compañía de una humilde mujer con la que se había casado. Su hermano seguía tramando su muerte.
La madre consiguió, al fin, que su hijo, el actual emperador, renunciase al trono y dejará reinar a Lalibela. Cuando regresaba a Roha, su hermano le salió al encuentro para rendirle homenaje y pedirle un perdón sincero por el mal que le había hecho. Lalibela fue coronado a finales del siglo XII con el nombre de Guebre Mesqel, que significa "siervo de la cruz".
El nuevo emperador se dispuso a cumplir el mandato celestial y puso en marcha el proyecto: la construcción de una auténtica ciudad santa. Jerusalén había sido conquistada por Saladino en 1187 y los cristianos etíopes no podían ir en peregrinación a la Ciudad Santa.
Para la construcción de las once iglesias, auténticamente talladas en la masa de roca volcánica, Lalibela se sirvió de trabajadores de la cuenca del Mediterráneo y de los coptos de Egipto, que muy probablemente se habían refugiado en Etiopía huyendo de la opresión musulmana.
En realidad, el conjunto de estas iglesias exigió un largo periodo de tiempo no inferior a cien años. Una leyenda muy popular sostiene que fueron acabadas sólo en veinticuatro años, gracias a la ayuda de ángeles que echaban una mano a los picapedreros durante el día y seguían trabajando solos durante la noche. Este singular conjunto de iglesias están excavadas bajo el nivel del suelo y constituyen un auténtico santuario único en el mundo.
La técnica arquitectónica es semejante en casi todas: se separa el bloque de piedra y luego se vacía su interior labrando las pilastras que definen las naves, se señalan los capiteles y se abren las ventanas. Las dimensiones varían de unas a otras y estas medidas son las que determinan las plantas: rectangulares, como la de Líbanos o la de San Salvador, o de cruz griega, como la de San Jorge, considerada la más bonita y espectacular; todas recuerdan la planta basilical cristiana. Las fachadas muestran, en su exterior, cierta profusión de elementos decorativos arquitectónicos, basada fundamentalmente en seudopilastras, molduras, arcos ciegos y variado diseño de vanos y ventanas. La mayoría de éstas suelen ser ciegas, y su función es meramente ornamental; en ocasiones se hacen aberturas o cierres en forma de cruz de diferentes tipos que originan una especie de singulares celosías y denotan variadas influencias exteriores.



También se advierte con insistencia la presencia decorativa musulmana, cuya principal manifestación es el arco en forma de quilla que presentan algunas ventanas. Fue muy utilizado en Egipto. Esta circunstancia está en consonancia con el hecho de que unos 4000 egipcios llegaron a esta zona en tiempos de Lalibela. La decoración pictórica de los interiores es del más puro estilo copto-bizantino; sus representaciones, con predominio del los colores planos sobre el dibujo, se señalan con trazo grueso bien definido y se minimizan los detalles.



El primer europeo que contempló los muros de estas iglesias rupestres, el capellán de la embajada portuguesa, entre los años 1520 y 1526, quedó impresionado al verlas. No daba crédito a sus ojos. Aquello era impresionante, describió el estilo admirable con que fueron labrados sus muros, ventanas y puertas.
Además de estas once iglesias, Lalibela quería reproducir los santos lugares en su ciudad, una auténtica réplica de Jerusalén y de Tierra Santa: El sepulcro de Cristo, la casa de la Cruz, un monte al noreste de Roha conocido como tabor, el río que atraviesa la ciudad fue bautizado con el nombre del río Jordán, en recuerdo de las aguas donde Cristo fue bautizado...
Completada su misión divina, Lalibela renunció al trono para dedicarse a la vida completativa. Emprendió un largo viaje hacia el sur acompañado de un monje. Un cierto día le dijo el monje al rey: "Construye aquí una iglesia y vuelve sin dilación a tu tierra, porque el tiempo que te queda de vida es ya corto".
El rey empezó la construccióny se volvió a su tierra, donde murió al poco tiempo de llegar. Fue enterrado en la iglesia del Gólgota, una de las once iglesias que había hecho construir en la ciudad de Roha.

viernes, 26 de octubre de 2012

LOS ASHANTI

Los Ashanti se extendieron por el territorio que hoy pertenece a los Estados de Ghana, Costa de Marfil y Togo. Actualmente viven en la región central de Ghana.
El Ashantihené, jefe de todos los Ashanti, tenía que pertenecer al clan descendiente de Osei Tutu; era propuesto por la reina madre y aceptado por un Consejo de ancianos notables. El rey tenía que gozar de perfecta integridad física evitando peligros y ocasiones que puedieran ocasionarle cualquier herida, por eso, marchaba siempre rodeado de un cortejo especial que le invitaba a caminar despacio con el fin de eliminar caídas y otros incidentes. Al tomar posesión de su cargo tenía que abandonar los bienes que poseía y nada podía dejar a sus herederos.


El rey era ayudado en tareas de gobierno por una asamblea geneal, Nhyiamu, formada por los demás jefes ashantí del área metropolitana, donde se discutían los asuntos supremos como la firma con otros países. La mujer más antigua del linaje era la Reina Madre y estaba considerada como la autoridad más alta desde el punto de vista genealógico, lo que le daba gran prestigio e influencia. También ella tenía, como símbolo de autoridad, su taburete, y era la encargada de la custodia de los de sus antepasadas y de hacer los ritos religiosos en los días señalados de Addae. La obligación especial que se le encomendaba era la de vigilar la conducta y las costumbres de las muchachas del clan, así como la de dirigir sus ceremonías iniciáticas de la pubertad. Otro cometido especifico era su papel mediador en la dísputas familiares.
Como la salud y el bienestar del territorio estaban ligados a los de su jefe, éste debía observar escrupulosamente todos los actos rituales relacionados con su persona, en especial la purificación de su Kra o espíritu personal; también tenía que cumplir las ceremonías relativas al ntoro o espíritu recibido de su padre, en señal de que sus antepasados eran libres.
Socialmente, los Ashanti se articulan en ocho clanes matrilinales, abusua, que forman unidades autónomas y se reclaman descendientes de una antepasada a la que se le atribuyen orígenes y hechos a menudo legendarios; son exógamos y, al parecer pudieron ser totémincos antiguamente. Cada clan poseía jefaturas de distinto rango, pero la monarquía sólo podía proceder del clan Oyoko, lo que le concedía un prestigio excepcional, mientras que los demás se mantenían en un plano de igualdad.
Los clanes constan de un número indeterminado de linajes que constituyen el verdadero tejido social de los Ashanti, de tal forma que, como dicen ellos "un linaje es una sangre". El linaje propiamente dicho, u odehye, es el formado por filiación matrilineal libre que da derecho a vivir en su territorio y a cultivarlo. Dependiendo de él está lo que podemos llamar un linaje agregado, que fue formado por una mujer extraña aceptada en un momento dado por un linaje adehye; aunque los miembros de un linaje agregado están integrados, sin embargo, sus miembros no podrán ser nombrados para ningún cargo público.
El matrimonio se lleva a cabo mediante compensaciones por la mujer; puede comprometerse ya desde la infancia, pero no puede contraer matrimonio hasta después de la pubertad. El matrimonío preferido es entre primos cruzados, siendo el más buscado el que un muchacho se case con la hija del hermano de la madre. Antes de la ceremonía nupcial y con el consentimiento de ambas familias, puede existir un período de cohabitación prevía, aunque en esta etapa no se pueden exigir daño en caso de que la esposa cometa adulterio. El matrímonio legal se formaliza con la entrega del Tiri nsa, que el cabeza del linaje del marido da a su homónimo del linaje de la mujer; consistente en dos botellas de ginebra. Con este pago, el marido consigue los derechos sexuales exclusivos de su esposa y la paternidad de todos los hijos que nazcan durante el matrímonio. Sólo en caso de divorcio se restituye el Tiri nsa. Aunque los Ashanti piensan que los hijos reciben tanto la sangre de la madre como la del padre, sin embargo, afirman que tienen unos lazos más estrechos con la madre que con el padre. A pesar de ello, admiten la existencia de una unión espiritual con el padre que llaman Ntoro.



Los jefes territoriales tienen dos prerrogativas matrimoniales especiales. La primera es que las chicas gemelas que nazcan en su territorios, y no sean parientes suyas, estarán destinadas a ser sus futuras esposas o de su sucesor. El segundo tienen derecho a recibir de los linajes que le están sometidos un número de esposas llamadas "esposas del taburete" ayete; si una de estas mujeres muere deberá ser sustituida por otra del mismo linaje. La mujer suele dar a luz en casa de sus parientes; ésta es la razón por la que los hombres prefieren buscar esposa en la propia aldea y no fuera de ella.
La agrícultura constituye la base económica principal a la que se añade una reducida ganadería. Los poblados se forman por chozas circulares con tejado cónico a veces escalonado. Tradicionalmente, se le reservó al hombre un gran protagonismo en la caza y su ausencia en los campos era altamente compensada por el trabajo femenino. Se ha desarrollado mucho la alfareria y la cerámica y se ha tenido especial estima por el herrero, quien cumple en ocasiones funciones rítuales.















El principal material trabajado era el oro, pero al ser un material exclusivo del entorno real, la gente tenía que trabajar el latón y el bronce para hacer sus objetos utilizando el método de la cera perdida. Así confeccionaron los juegos de pesas, con diseños geométricos , antropomorfos y zoomorfos que, al principio, se concibieron como imágenes de dioses, pero terminaron representando máximas populares.



Los kuduo y forowa son recipientes metálicos de forma cilíndrica con ensanches ocasionales en la base y sirven para guardar objetos de valor y productos comésticos que se utilizan en ceremonías funerarias. En las tapaderas de los kuduo se suelen representar escenas de la vida cotidiana. En madera la obra más representativa es la akwaba o muñeca de fertilidad que pose de manifiesto la importancia de la mujer en la sociedad matrilineal. La llevan las mujeres para concebir y durante el embarazo para tener un buen parto.

miércoles, 24 de octubre de 2012

LOS ZULU

Dice la historia que la confederación de los Nguni-Mathethwa, compuesta por más de treinta jefaturas entre las que estaba la de Senzankaona y al que pertencía el clan Abatetwa de Shaka, fue potenciada y consolidada por el jefe Dingiswaya, que logró darle una fuerte estructura de Estado. Para esto sometió a tributo a otros jefes vasallos, perfeccionó los regimientos basados en las clases de edad, rodeó a su persona de un carácter semisagrado y controló las reutas caravaneras comerciales que tenían como punto de encuentro la bahía de Delagoa. Pronto entró en conflicto con los intereses del Estado ndwandwe de Zwidé, y la guerra estalló entre ambos; en 1818 tuvo lugar el enfrentamiento principal y Dingiswayo fue derrotado y ejecutado durante la batalla. El vacío de poder dejado por la desparición de éste será ocupado por Shaka después de muchas peripecias, ya que por circunstancias concretas de su madre y de su nacimiento fue perseguido por las otras esposas de su padre. Al año siguiente, Shaka comenzó una guerra contra su enemigo Zwidé, al que derrotó en 1820, causando la desintegración de la confederación ndwanwe y la huida de sus generales hacia el norte, donde en diversos lugares estblecieron reinos de menor entidad.


Al margen de su poderío político y de las reformas de Shaka, la fuerza tradicional se ha mantenido en las manifestaciones sociales de cada día. El kraal o habitación familiar se dispone en un terreno de tendencia circular donde se colocan las chozas de las mujeres; su construcción se hace en forma de cúpula a partir de un armazón de palos, ramas y hojas que cierran los espacios lo más posible. Sobre este entramado las mujeres colocan en la parte superior esteras de hierba que sujetan con fuertes cuerdas. Cada esposa puede tener una o dos cabañas con sus correspondientes graneros, y la más antigua coloca la suya al lado de la entrada junto al pequeño recinto donde se guarda el ganado. Todo el kraal está rodeado de un seto y fuera de él están los campos que corresponden a cada choza para que los cultive la mujer según la parte que se le haya asignado. También las tumbas tienen forma circular, acondicionándose en el centro un nicho donde se entierra el cuerpo doblado sobre sí mismo a la manera de un feto. Tanto la planta del kraal como la de la tumba recuerdan la matriz humana y está en consonancia con ritos de la fertilidad.


 

 









La sociedad se estructura en clanes exógamos, segmentados en linajes agnaticios disperos que se distribuyen en aldeas. Los jefes podían casarse dentro de su clan, lo que daba lugar a la subdivisión de éste. Cuando los linajes van creciendo se dividen en ramas parilineales y crean aldeas independientes en la zona territorial del linaje. Las mujeres dentro del matrimonio polígamo, están clasificadas por grados y la esposa principal, que no necesariamente es la más antigua, es la que dará el sucesor ritual del padre; aunque no sea su heredero más importante; el rango de la esposa viene determinado por la importacia del clan al que pertenece, y tiene a sus órdenes otras esposas subordinadas. Se favorecía mucho el matrimonio con hermanas, con lo que la mayor podía tener como ayuda y compañera a la menor. El divorcio era muy raro y el adulterio estaba serveramente castigado. Como sucede en otras sociedades, la mujer estéril o la que muere sin haber tenido hijos deben ser sustituidas por las familias o devolver la compensación. El levirato es norma común, y en el caso de que una viuda se vaya a vivir con un extraño se consideta tal estado como concubinato. El sororato, es libre y se practica dentro de ciertas condiciones como si el esposo ha sido un cónyuge ejemplar.


Un caso de matrimonio especial era el patrocinado por mujeres estériles que, ejerciendo normalmente la magia y la adivinación, conseguían una importante riqueza ganadera merced a los honorarios que cobraban. Estas mujeres pagaban en ganado el lobola de una muchacha y se convertían en mujeres-maridos con derecho a la descendecia de la joven; para esto, escogían aquéllas a un hombre que cohabitara con la muchacha y los hijos de ésta pasaban a ser suyos. La mujer-marido gozaba de los mismos derechos que los demás maridos y podía reclamar una compensación en el caso de que la joven cometiera adulterio. También practicaban los Zulu lo que se ha llamado "matrimonio fantasma" de una doble forma; la primera de ellas tiene lugar cuando un hombre muere después de haber contraído esponsales, pero sin haber consumado el matrimonio; en este caso, uno de los parientes debe casarse con la prometida y tener hijos para el difunto. La otra versión se practica cuando un hombre puede despertar a un pariente fallecido, que murió sin haberse casado, y contraer matrimonio en su nombre; los hijos que obtuviera del mismo pertenecerían a la persona difunta.


Semejante al caso de mujeres estériles, es el del hombre que muere dejando sólo hijas; la hija mayor debe tomar entonces el ganado y casarse con mujeres en nombre de su padre. Si el marido resulta ser importante y se casa, deberá pedir a un pariente que tenga relaciones con sus esposas para darle hijos. Todos estos tipos de matrimonio tienen como objetivo mantener la importancia de la línea agnaricia para no desairar a los espíritus. La designación del heredero solía recaer en el primogénito, pero no siempre ocurría esto de forma automática. Entre los jefes, la norma existente es que el sucesor debe ser el hijo mayor de la gran esposa, es decir, la primera mujer con quien el padre se había casado después de convertirse en jefe, y a cuya dote había contribuido todo el pueblo.
El fenómeno de la ukusisa, tan presente en la sociedad zulu, ha favorecido la concentración de la riqueza con la excusa de la solidaridad. Según esta imposición, ningún miembro de una aldea se puede quedar sin beber leche porque no tenga vacas que se la produzca; si esto sucede, la persona que no las tenga acudirá al jefe o quien las posea, para que se las ceda temporalmente con la condición de que cuide y se someta a cumplir alguna contraprestación. De esta forma, se ha llegado a que se encuentren personas que tengan millares de vacas y más de la mitad se las tengan cedidas en régimen de prestación. Una de las funciones principales del ganado es el pago del Lobola o compensación matrimonial que, ordinariamente, es de diez cabezas para el padre de la novia y una para la madre. Si se trata de la hija de una persona importante, la cotización se sube a quince reses y, si es la hija de un jefe, a veinte. El padre es el encargado de oficiar los ritos necesarios y hacer los sacrificios a los antepasados para asegurar la fertilidad de la hija que da en matrimonio.
Aunque los chicos dejaron de hacer los ritos de iniciación, a las chicas, sin embargo, se las prepara con vistas a su misión procreadora. A los siete años se les perfora el lóbulo de las orejas y, a medida que van creciendo, se les van añadiendo atuendos típicos de acuerdo con su edad. Según los años, la muchachas forman grupos, dirigidos por la mayor, que tiene que adoctrinar a las demás sobre su comportamiento matrimonial. Se exige la virginidad para el matrimonio, y la permisivilidad sexual existente sólo se extiende a actos incompletos; si alguna chica queda embarazada, debe abandonar el grupo y someterse a ritos de purificación, si se casa con otro hombre que no fue el responsable de su embarazo, el hijo que haya tenido antes lo considerará como su hermano y así se protará con él para siempre. Esta circunstancia repercutirá en la dote, ya que su padre sólo recibirá nueve vacas y su madre ninguna. Durante la menstruación y el parto las mujeres estan en un período de máxima impureza, por lo que no deben tener ningún contacto con los hombres ni con el ganado, ni tampoco beber leche hasta que no se sometan a los ritos de purificación.

lunes, 22 de octubre de 2012

LOS OVIMBUNDU

Antes del siglo XVI,el río Lui, afluente del alto Kwango, conoció un desarrollo considerable de jefaturas de cuyos modos de vida conocemos muy poco, aunque es probable que alguno de los catorce Estados ovimbundu debió de comenzar a organizarse por estas épocas. Lo que es cierto, es que a principios de este siglo, al sur de Kibolo, surgió Kulumbe, uno de los primeros Estados ovimbundu que se organizó a partir del kilombo o asociación de inicación militar; esta fundación coincide más o menos con la aparición de las primeras construcciones funerarias en piedra, elemento constructivo habitual de los ovimbundu que les diferencia de la mayoría de los pueblos africanos. Las tradiciones de los Humbu, uno de los grupos de los que se compone este pueblo, indican que su lugar de origen es Feti, localizada en el borde meridional de la meseta angoleña donde vive el grueso de los Ovimbundu que, en la actualidad, cuenta con cerca del millón y medio de personas.
















Ahora bien, se conoce con exactitud que los Yaga, pueblo que invadió y arruinó el floreciente reino del Congo, recorrían asiduamente toda la meseta angoleña y es muy probable que ellos se impusieran a estas poblaciones, les dieran una estructura política más sólida y aparecieran desde entonces como Estados más fuertes y mejor organizados. En 1641, se menciona por primera vez la existencia de uno de ellos, Kakonda, y ningún otro más, lo que hace pensar que los demás estaban aún en proceso de formación o no tenían suficiente entidad como para tener un sitio en los relatos. Al final del siglo XVIII, ya tenemos mencionados la totalidad de los catorce Estados, siendo los más importantes, además del citado Kakonda, Bailundo, Bihé, Ndulu, Wambu, Ciyaka y Ngalangi.
La aldea constituía el núcleo político elemental, aunque solían tener un número elevado de habitantes porque podían albergar varios linajes; las aldeas se reunían en distritos y el conjunto de éstos formaba el Estado o Reino. A la cabeza de estas circunscripcíones había una autoridad determinada; en las aldeas mandaba el jefe del clan más antiguo, que era quien la había fundado, y su mandato era hereditario, siguiendo la línea paterna; estaba ayudado en las tareas administrativas por los jefes de los otros clanes. Los distritos tenían al frente una autoridad variada; algunos eran dirigidos por miembros de una familia real que se sucedían por vía de herencia; otros tenían ya una dinastía propia, que nada tenía que ver con la central, que solía proceder de la que originariamente había ya en ese lugar. Hay que hacer mención de que algunos distritos eran completamente jefaturas tributarias y éstas estaban regidas por sus autoridades tradicionales. El papel de todos estos jefes que regían los distritos era recoger el tributo y encaminarlo a la corte central.


El gobierno central constaba del rey, la reina y un cierto número de grandes dignatarios con títulos, que formaban consejos para afrontar tareas administrativas y judiciales. Su poder político era grande, pues eran ellos los encargados de elegir el sucesor al trono entre los descendientes del rey por vía paterna, y los que destituían a los gobernadores de los distritos. Entre estos dignatarios los había con funciones rituales, como los guardianes de las tumbas reales, que, a su vez, mantenían y preservaban las tradiciones para que no se menoscabara su sentido ni se perdieran las genalogías. La tradición también imponía al propio rey ciertos deberes rituales ya que él, como descendiente directo de los antepasados, era el responsable de mantener la fertilidad en todo el país como algo que pertenecía exclusivamente a aquéllos.
La caza fue siempre una ocupación muy apreciada y practicada,pero nunca fue una fuente exclusiva de alimentación, sino que se mantuvo como un valor recibido de los antepasados; para ellos sí que fue un recurso alimenticio de primer orden junto a la recolección. Más tarde, fueron agricultores y ganaderos, y, a partir del siglo XVII, por influencia de los Yaga, se convirtieron en los intermediarios esclavistas entre los europeos, instalados en las costas atlánticas, y las tribus del interior, adonde llegaban con sus fusiles, esclavizándolos por la fuerza. Entre 1774 y 1776, los portugueses entraron en guerra contra algunos Estados ovimbundu y, después de negociaciones y promesas, se transformaron en sus aliados. Los portugueses fomentaron a toda costa esta alianza con ellos, porque poseían una importante reserva de esclavos, de marfil y de cera y, además, estaban cerca de los enclaves costeros.
Entre 1902 y 1907, éstos protagonizaron una gran sublevación contra el trabajo forzado impuesto por los portugueses; a ella siguió una represión sangrienta, que duró hasta 1910, durante la cual muchos miembros de este grupo perdieron la vida y otros se vieron obligados a buscar seguridad en el exilio.
El arte tradicional se parece mucho al de los Tchokwe, bajo cuya influencia cultural y, en ocasiones política, estuvieron sometidos; pero las manifestaciones ovimbundu se muestran aún más refinadas y sus representaciones son mayoritariamente femeninas.

viernes, 19 de octubre de 2012

LOS FANG

Son un pueblo de lengua bantú que habita en Guinea Ecuatorial, Gabón y Camerún. Proceden del norte de Sudán, desde donde fueron protagonistas de un largo éxodo, que abarcó numerosas generaciones y frecuentes luchas con los pueblos que encontraban. Según la leyenda parten de Asia, cruzan el mar Rojo y después de un tiempo en Egipto atraviesan el desierto y la sabana y llegan a la costa de Guinea a finales del siglo XVIII.
Es la etnia numéricamente más importante de Guinea Ecuatorial. Se extiende por todo el país y principalmente por la zona continental. Viven en el bosque. Tienen influencias raciales sudánicas, etiópidas y congólidas.
El clan está formado por familias que se mantienen unidas a través de vínculos patrilocales, patrilineales, totémicos y mediante la solidaridad de las tareas comunes. Esta solidaridad traspasa los umbrales de la vida, ya que los antepasados forman parte del clan y son sus protectores. El tótem del clan es siempre un animal que legendariamente justifica la propia existencia de la tribu.


La etnia fang posee un sistema patrilineal y está formada por varios grupos lingüisticos-culturales del tronco bantú que a su vez se componen, como ya he dicho, de clanes que se distinguen por su nombre gentilicio y por la exogamia rigurosa.
La unidad básica es el poblado, dzáá, compuesto por familias del mismo clan. La estructura social está compuesta por el jefe, nkúkúmá, los hombres de hierbas o brujos, beyem, el consejo de ancianos y demás miembros del clan, artesanos, herreros, danzarines, músicos, guerreros...
Las viviendas en los poblados se distribuyen en dos hileras. En medio de las dos hileras está la calle principal que a veces tiene forma de plaza, en uno de cuyos extremos o en ambos se encuentra la casa de la palabra, lugar de reunión. En el centro del àbáá se encuentra la columna sagrada totémica, decorada con figuras humanas y animales en bajorrelieve. El tótem familiar o del clan se llama èléngá. Antiguamente la función del àbáá, cuando se situaba en el acceso a los caminos, era vigilar en tiempos de guerra y de la columna se colgaban las armas del cuerpo de guardia en los días de peligro.
La casa, ndá, se construye con cortezas del árbol mfòó o también con paredes enrejadas formando doble capa para rellenar de tierra cocida. Los tejados se cubren con un armazón de palos de melongo y hojas de nipa tejida. En torno a la columna central que sostiene el tehco de la casa, se colocan objetos de valor. La cocina se sitúa junto a la vivienda y sirve sólo para cocinar y para que algunos miembros de la familia puedan comer en ella. Suele tener un secadero de cañas de bambú para secar y ahumar ciertos alimentos y así poder conservarlos.  La caza es tarea comunitaria en la que se reparte lo que se obtiene entre las familias.
Cada familia tiene un terreno para cultivar llamado àbêng, que desbosca el hombre y del que se encarga la mujer. Estos terrenos se preparan en época seca y se siembran al conienzo de la época de lluvias. La preparación es comunitaria y luego se procede al reparto proporcional entre las familias, teniendo a partir de ese momento cada mujer una parcela de su propiedad para cultivas. Además tienen el pequeño huerto detrás de la vivienda, para el cultivo de todo el año. Cultivan malanga, banana, cacahuete, yuca, caña de azúcar, piña...
Los poblados se crean eligiendo un lugar próximo a un arroyo o un manantial de aguas limpias y cerca de un río mayor donde practican la pesca fluvial mediante trampas, nasas, redes, anzuelos y la técnica de embalse, para atrapar peces. Las mujeres también emplean una modalidad  que consiste en contaminar las aguas con grandes hojas empastadas de la planta wòlò, para drogar a los peces y así poder capturarlos. La pesca también es comunitaria y al final se reparten lo obtenido en el río. Para navegar usan los cayucos.
El hombre fang es cazador, recolector y guerrero. Nace para luchar en defensa de su clan, al que pertenece, donde adquiere el nombre, donde vive y hacía el que dirige sus esfuerzos. El papel del anciano tiene un componente espiritual y de conocimiento muy grande, pues está relacionado con la brujería y el saber de las cosas.Representa la tradición viva, es el máximo poder y mayor autoridad de su clan. La noción de anciano no tiene significado cronológico sino social, teniendo el mismo poder y prestigio los que ejercitan las misma funciones.


Las leyes fang asignan a la mujer el papel de la unidad entre las etnias. Ella se encarga de la educación y alimento de todos los niños de la tribu, aunque no sean hijos de su marido, con el fin de mantener fuertes lazos de unión entre todos los miembros del clan. El èkuèlé es la moneda tradicional fang y solo se emplea en el nsùá o dote. Bìkuèlé son lanzas de metal. El nsùá ha constituido entre los fang el principal símbolo político de la unión entre familias diferentes ya que emparentaba a los clanes. Tradicionalmente ha existido la costumbre del rapto nupcial y éste es considerado legítimo si culmina con éxito. Así, cuando una mujer llegaba con su raptor al poblado recibía atenciones especiales y permanecía durante semana o meses en una alcoba preparada para ella sin trabajar, recibiendo visitas de las mujeres que entonaban para ella el canto ritual de júbilo y de congratulación. Este canto ritual de júbilo también se cantaba para anunciar el nacimiento de un niño y precedía a la frase declamada esperada por todos en la que se comunicaba el sexo del nacido y se pedía una cestita y una redecilla si había nacido niña o un pequeño machete y una pequeña lanza si había nacido un niño.

jueves, 18 de octubre de 2012

LAS RUINAS DEL GRAN ZIMBABUE

El conjunto de restos que forman este complejo se extiende por una superficie cercana a las ochenta hectáreas; está situado en la provincia de Masvingo, a unos veinte kilómetros al sureste de la ciudad del mismo nombre. De la existencia de un reino en dicho lugar nos habla el sirio Al Masudi en su obra Praderas de oro y minas de piedras preciosas, escrita en el siglo X. En ella hay algunos capítulos dedicados a África oriental, donde dice cómo en el interior de Sofala había un reino de negros, llamado Uaklimi, que eran grandes productores de oro y daban un culto a sus mayores. Afirma que adoraban a varios dioses, que se encarnaban en plantas y animales, pero por encima de ellos había un ser superior, que era el que había creado todo; el rey estaba considerado como la representación viva de este Dios y el guardián de su culto, de modo que no dudaba en matar a todos aquellos que se apartaran de las costumbres y tradiciones seculares.


Este pueblo al que se refiere Al Masudi no ha podido ser identificado, pero se trataba sin duda de grupos de lengua bantú. El período de su ocupación y reinado pudo abarcar desde los siglos IV al XII. A partir de este último siglo comienza a imponerse en aquellas tierras el pueblo Shona, que sometió al resto de los grupos pre-Shona establecidos desde el desierto de Kalahari hasta Sofala; su rey había tomado el nombre de Mutapa y su título era el de mwene; los portugueses, al unir título y nombre del rey, transformaron el reino en Monomotapa. Su hijo Matope amplió las fronteras con nuevas conquistas y puso las verdaderas bases administrativas y políticas del reino. Este soberano murió en 1480, y sus sucesores fueron incapaces de mantener la cohesión del imperio y su hegemonía.
esta circunstancia fue aprovechada por una dinastía del sur, los Rozwi, para separarse de Monomotapa y dar a su rey el título de mambo. En 1506, un tal Changa, antiguo jefe de los pastores reales y gobernador de una de las provincias del sur, logró derribar a los Rozwi y consolidar un estado que se impuso a Monomotapa; a este Changa los árabes le llamaban amir y, combinando ambos nombres, se designó su reino y su monarquía como Changamire. Durante el siglo XVII, la dinastía Rozwi recuperó el poder y el título real o mambo; atacó a Monomotapa y redujo el reino a una simple jefatura controlada por los portugueses. En 1834, los Nguni-Jere de Zwangendaba cruzaron el Limpopo y llegaron hasta el reino Rozwi de Zimbabue y del antiguo Monomotapa, y los arrasó completamente. Las tradiciones Shona cuentan que los invasores dieron un cruel suplicio al último mombo, desollándole todo su cuerpo.
Las construcciones que dejaron, utilizando el granito local con el que tallaron piedras en forma de ladrillo hábilmente trabajadas, son una de las edificaciones arquitectónicas más sugerentes de África. Podemos distinguir tres demarcaciones bien definidas. El Gran Recinto es la parte más característica y conocida, y está ubicado en la parte llana; también se le denomina el "edificio elíptico" por su forma, y mide ciento siete metros de largo por sesenta y seis de ancho; está rodeado por un muro de piedra de sillería que tiene una altura media de siete metros y medio y un grosor en la base que alcanza los cinco metros. Otros muros interiores, en diverso estado de ruina, delimitaban habitáculos especiales cuyo destino nos es aún desconocido. Hay también dos torres elípticas de diverso tamaño; la mayor parece que fue un templo, donde se hacían rituales para obtener la lluvia y fomentar la fertilidad de los campos, de los animales y de los seres humanos. Como único objeto decorativo se encuentra, en lo alto de una parte de la muralla, un friso de cincuenta y dos metros de longitud compuesto por doble fila de sillares formando una decoración en cabríos.


En la cumbre de una colina cercana hay una fortaleza defensiva, o Acrópolis, construida sobre unas piedras graníticas cuya dsiposición se aprovechó para diseñar con el tiempo diversas dependencias unidas por pasillos. Dos fueron las edificaciones principales que se construyeron en esta zona. Al parecer, una de ellas, situada en la parte occidental, sirvió como residencia de los reyes, y la otra, en la parte oriental, debió ser una especie de templo donde se desarrollaban funciones religiosas y votivas. Es en este lugar donde se encontraron aves de esteatita sostenidas por postes de madera; son las manifestaciones escultóricas más sobresalientes y posiblemente representen al águila marina, o hungwe, que aparece frecuentemente en las leyendas y fábulas africanas.
La tercera parte de este complejo es el conocido Valle de las Ruinas, donde están las construcciones más antiguas; se puede observar un conjunto de antiguos asentamientos humanos, con alternancia de la piedra y del barro como elementos constructivos, que ponen de manifiesto una gran actividad agropecuaria y minera. Todo el complejo arquitectónico empezó a construirse en el siglo XI, pero en los siguientes siglos se fueron ahciendo retoques y añadiduras que se prolongaron hasta la mitad del XVIII; la intensidad constructiva tuvo su máximo apogeo en el siglo XIV, cuando la población parece que alcanzó los 10.000 habitantes.
Las tradiciones shona hablan de la existencia y desarrollo del imperio de Zimbabue, pero no de estas construcciones; las excavaciones y estudios realizados ponen de manifiesto que, en la formación del imperio y en sus manifestaciones artísticas, han intervenido varias corrientes culturales; pero sin duda ninguna, se trataba de gente agrícola y ganadera que complementaba estas actividades con la búsqueda ocasional de metales preciosos. Vivían en cabañas de planta circular y techo cónico, pero su experiencia en el manejo de la piedra les llevó a construir muchas veces sus muros con este material. También sus esculturas más sobresalientes están confeccionadas con basaltos duros, que pulían de una manera extraordinaria, haciendo figuras llenas de espontaneidad yd e perfección artística, como esas aves de esteatita ya mencionadas. Fabricaban también una cerámica peculiar decorada en sue xterior con complicados diseños geométricos.

miércoles, 17 de octubre de 2012

LOS IBO

Con más de dieciocho millones de miembros, son el tercer grupo étnico de Nigeria. Viven en las regiones nororientales del delta del Níger, aunque se encuentran grupos muy representativos en otras partes del país. Sin embargo, su asentamiento primitivo estuvo en las proximidades de Owerri-Umuahia, desde donde emigraron a us ubicación actual en los siglos XI-XII.
La densa población ibo tenía como unidad política fundamental la aldea, a la que seguían en importancia el mercado y el santuario; los jefes de familia formaban el Consejo que gobernaba la aldea. A veces varias aldeas se unían bajo la autoridad del jefe de un linaje, que recibía el nombre de okpara. Estos agrupamientos nacieron posiblemente como medida defensiva común. En este nuevo tipo de hábitat, las exigencias de la vecindad no eran las mismas que las del parentesco y, para primar la seguridad comunitaria, se confirieron funciones específicas a ciertos linajes que proporcionaron el jefe político, el jefe militar y el jefe religioso; de esta forma, las comunidades se reorganizaron según un sistema de títulos. A medida que se fue perfeccionando la comunidad, tuvieron necesidad de colaboradores que se convirtieron en una clase administrativa. Esto dio origen al nacimiento de pequeños reinos que, como los Aboth, Onitsha y Oguth, nombraron obi a sus reyes y les atribuyeron funciones semejantes a las del oba de Benín.



 












Una característica peculiar de este pueblo es la tradicional organización de sus grandes mercados colectivos. Si bien la actividad fundamental de los Ibos fue la agrícola, cultivando el ñame, la mandioca, el acite de palma y otros productos tropicales, su espíritu emprendedor los llevó a practicar un comercio fluido de largo alcance: a sus vecinos del sur les proporcionaban artículos alimentarios a cambio de pescado y de sal y ahcia el norte enviaban kola y marfil para obtener objetos de tela, metal y cristal. Cuando el tráfico negrero se instaló en las costas del delta, este pueblo fue uno de los más castigados, de modo que, a finales del XVIII, cuando la trata se hallaba en plena expansión, los cuatro quintos de los esclavos salidos de lo que hoy es el territorio nigeriano eran ibo.
Hay teinta y dos subgrupos diferentes que hablan la misma lengua perteneciente a una subfamilia Kwa. Todos son exógamos y los hijos pertenecen a los padres si éstos pagaron la dote matrimonial; de lo contrario, son de la madre. La sociedad se articula en clases de edad en cada aldea, que favorecen y sustentan la aparición de agrupaciones socio-culturales secretas que limitan en cierta medida el poder de la autoridad. Las tres más importantes son Ahozo, Ekpa y Mmwo, cuyos miembros cumplen la misión de regular ciertos aspectos religiosos.


No existen los ritos de iniciación propiamente dichos, si bien estas sociedades secretas asumen en gran parte el papel que en otros grupos se destina a dichas ceremonias. Aquí hay sociedades que tratan de preparar a las muchachas para el matrimonio siguiendo los esquemas estéticos que la sociedad ibo exige a sus mujeres; en concreto, prefieren la obesidad como canon máximo de belleza. A este fin existen casas especializadas donde se mete a las muchachas que se van acercando a la edad de casarse, para que se pongan lo suficientemente gruesas como las circunstancias lo requieran. Pasan varios meses con abundantes y buenos alimentos en reposo absoluto, y se las unge con aceite para favorecer tal Estado. Cuando están suficientemente rollizas, las mejillas se han redondeado, poseen potentes brazos y han desarrollado una cintura abultada, entonces pueden abandonar su reclusión porque ya están preparadas para el matrimonio. Cuanto más abultados sean estos rasgos más bellas se las considera, aunque también es cierto que estos esquemas estéticos están bastante en declive ante la propuesta contraria que llega desde el exterior.



Aun sin ritos iniciáticos, la sociedad se ha articulado en grupos de edad que se integran en dos mitades diferentes y cuyo fin principal era la organización del trabajo comunal. Así, las diversas secciones se dividían en dos partes, y los grupos de edad que se iban formando en intervalos periódicos se integraban alternativamente en cada una de las mitades. Más o menos la sección contaba con unos doce grupos que constituían la clase de edad de los hombres repartidos en dos mitades; cuando se debía ejecutar un trabajo público, se encomendala una parte a cada mitad y ambas competían en rapidez y eficacia. Como a la entrada de los poblados había dos especies de pirámides que marcaban el inicio de los mismos, cada una de las dos mitades se encargaba del mantenimiento de cada una de ellas. En años alternos se celebraban fiestas y banquetes rituales organizados por cada una de las dos mitades. Cumplida la misión en la clase de edad de los hombres, se pasaba a la de los ancianos cuya responsabilidad principal era el control de los más importantes recursos económicos; las dos mitades seguían subsistiendo y cada una de ellas se encargaba de sectores productivos diferentes.


Aunque en los político los Ibo formaron una sociedad acéfala, en el ámbito religioso practicaron ciertos cultos comunes, como el Nri, y contaron con un jefe espiritual, el Eze Nri, cuyo poder y reconocimiento por parte de todos fue creciendo a lo largo del tiempo. Los sacerdotes consagrados a este culto tuvieron una gran influencia en muchas regiones.
Los Ibo piensan que Dios sólo hace el bien a los hombres, y entre sus divinidades han introducido también a figuras históricas que han entrado en la leyenda por algunos hechos extraordinarios. El sistema basado en el culto a través del oráculo y las sanciones emanadas de su interpretación estuvo muy extendido en la sociedad ibo y muchas de las profesiones más importante tenían los suyos propios, difundiendo su presencia allá donde llegaban sus afiliados. Por ejemplo, los herreros Awka dieron a conocer en muchas partes su oráculo Agbala, y los mercaderes Aro hicieron lo propio con el Aronchukwu; a ellos se encomendaban en sus actividades públicas y privadas, realizando ritos religiosos especialidados. El papel de los Aro fue muy importante porque controlaron las rutas y los centros comerciales. Ellos fueron también los verdaderos intermediarios del tráfico esclavista para el que recibieron una ayuda estimable de los responsables culturales de su oráculo; éstos hacían esclavos a las personas que consideraban culpables y se las entregaban a los traficantes para que los vendieran a los que estaban en contacto con los europeos de la costa. Los alusi eran las estatuas que presidían estos oráculos para dirimir litigios: si el acusado mentía, sería castigado contrayendo una enfermedad; si moría mientras estaba bajo la influencia del oráculo, todos sus bienes pasaban al santuario.

jueves, 11 de octubre de 2012

FALLA DE BANDIAGARA (LOS DOGÓN)

El paisaje rocoso proporcionado por la meseta y la garganta de Bandiagara es uno de los más impresionantes de África. Desde hace mucho tiempo es el hábitat del pueblo Dogón, que, en gran medida, ha sabido preservar su cultura tradicional y mantener un modo de vida propio, alentado por la observancia fiel de sus creencias tradicionales y el respeto a su arquitectura, en perfecta consonancia con el entorno. Casas, graneros, santuarios, altares, toguna y otras dependencias se realizan siguiendo unas normas estrictas, cuyo cumplimiento a lo largo del tiempo ha dado como resultado una de las concepciones más armónicas y peculiares del arte de la construcción.
El medio millon de componentes de este grupo se autodenominan Habe; se lo pusieron los musulmanes Peul y quiere decir "no creyentes" con respecto al Islam. La mayoría se inclina por fijar su antigua residencia en el país Mandé, al suroeste de Bandiagara, y otros en los aledaños del antiguo imperio de Ghana. La marcha hacia sus lugares actuales debió de obedecer o bien a una sequía en su hábitat antiguo, o a las presiones y persecuciones sufridas por parte de los pueblos vecinos islamizados. Aunque hoy día gran parte de la población dogón, sobre todo la que vive en las escarpadas pendientes de la falla, sigue conservando sus esquemas de vida tradicional, hay otra parte minoritaria, pero representativa, que ha aceptado el Islam, aunque con adherencias del legado tradicional dogón.
Al llegar a su enclave actual se encontraron una población autóctona, los Tellem; éstos convivían con otro pueblo aún anterior, los Pigmeos, que en las tradiciones se los denomina los "hombrecillos rojos". Al ser los Dogón un pueblo agricultor, comenzó la roturación de los bosques para extender sus cultivos, lo que provocó la marcha de los cazadores Pigmeos, habituados a vivir de los recursos cinegéticos de la selve. Sin embargo, los Tellem se quedaron y, a medida que fue pasando el tiempo, se mestizaron ambos pueblos y éstos se diluyeron en el colectivo Dogón.
Para este pueblo todo gira en torno a sus ideas cosmogónicas y religiosas, y su reflejo se halla presente en casi todas las manifestaciones materiales de la vida doméstica y social. Las viviendas, o ginna, tienen la forma del cuerpo humano y cada dependencia hace referencia a una de las partes del mismo: la entrada, que da acceso a un recinto rectangular donde se duerme, representaría las piernas; el patio que se abre a continuación simbolizaría el vientre y el tronco; los dos graneros que se levantan a los lados serían los brazos; la cocina la forma circular que cierra la casa vendría a ser la cabeza. Todas las cubiertas se hacen en forma de terraza y se emplean como secaderos o para dejar algún objeto inservible.


También tiene un sentido mítico-religioso especial la toguna, o Casa de la Palabra, donde se reúne el consejo de ancianos para tratar los asuntos de la comunidad. Su planta se delimita por ocho pivotes de madera rematados en horquilla, que sostienen potentes vigas para soportar un grueso techo de cañas de mijo y paja de arroz. La disposición de estos soportes, que recuerdan a las cuatro parejas de los antepasados, se orientan según los puntos cardinales y, a veces, aparecen adornados con sus efigies y otros relieves. La techumbre baja sólo permite que en su interior se pueda permanecer sentado; la explicación que se da a este hecho es que los ancianos, si tienden a levantarse en el calor de las discusiones, se golpeen con el techo y vuelvan a sentarse en su lugar, conservando la calma y la compostura que siempre deben tener.


Cada poblado está dirigido por un consejo de ancianos a cuyo frente se sitúa el hogon, personaje al que se le atribuye una cierta aureola de espiritualidad y poderes rituales. El hogon que preside el cantón es el encargado de dirigir el culto a los antepasados y de cuidar el santuario donde se guardan las máscaras sagradas que, normalmente, ocupa alguna de las abundantes cavidades que contienen las paredes de la falla. También se emplean estas oquedades como lugares de enterramiento y, cuando se encuentran a gran altura, los hbres deben subir al muerto valiéndose de cuerdas y recurriendo al método de la escalada sobre la pared, en la que muestran una gran destreza y habilidad. Al muerto se le entierra con la manta que úso durante su vida y los funerales que por él se hacen se convierten en celebraciones festivas, amenizadas por diversas danzas cuyos participantes llevan máscaras.
La ocupación principal de los Dogón es la agricultura; Bandiagara en dogón significa "gran plato de comida", y hace referencia a la disposición del terreno y a la forma de cómo se han ubicado los cultivos. Son unos expertos agricultores de mijo, y últimamente ha experimentado un gran auge la explotación de la cebolla, que en algunas partes se ha convertido casi en un monocultivo. Los graneros son de planta cuadrangular, cuyas paredes se estrechan a medida que van tomando altura; se cierran con techo cónico de paja y, ordinariamente, se abre una ventana cuadrada cerca del techo y otras dos más pequeñas en el tercio inferior. La existencia en los mismos de tres pares de palos cruzados significa que se trata de un granero masculino, que hace realmente las funciones de silo; cuando la construcción es pequeña y sólo tiene un par de palos se denomina incorrectamente granero femenino, porque sirve para guardar los efectos personales de la mujer.



El arte dogón es extenso, de una belleza singular y está impregnado de las ideas mítico-religiosas que aparecen en todas las circunstancias de su vida. El nacimiento de las máscaras está estrechamente relacionado con la aparición de la muerte: cuando Atanu insultó a los humanos que  le descubrieron en plena transformación, éstos, para prevenirse de una posible venganza, hicieron una máscara serpentiforme conocida como Iminama; contiene el nyama , o primera alma humana, y es guardada en lo más secreto del santuario. Preside la fiesta del Sigi, que se celebra cada sesenta años en medio de grandes ceremonias religiosas y festejos lúdicos. Durante la misma se escoge a los miembros que serán los encargados de mantener el culto a los antepasados y que tendrán derecho ahonras fúnebres especiales con la presencia de la Iminama. Otra máscara importante es la denominada Casa de los pisos, cuya altura es considerable y simboliza, al parecer, la casa del hogon o la visión cosmogónica propia de este pueblo. En total, los Dogón suelen utilizar unas ochenta máscaras diferentes.


Las estatuillas son representaciones de los nommos, o espíritu de los antepasados; reciben un culto habitual para pedir fertilidad, obtener buenas cosechas y alejar las enfermedades. También los objetos domésticos gozan de un cuidado estético especial; sobresalen sus copas rituales adornadas con incisiones geométricas y los relieves de todo género que embellecen puertas y ventanas. En la mayoría de los casos aparecen los nommo, y se presentan escenas vinculadas a los diversos mitos o se reflejan simplemente los quehaceres de la vida diaria. En todas estas manifestaciones artísticas hay muchas reminiscencias de la plástica Tellem y del signo inconfundible del artista, que es el herrero. El resultado de todo son unas composiciones de estilo rectilíneo en las que se busca más una distribución equilibrada de los volúmenes que la ejecución del detalle.