Axum es la cuna de Etiopía; en el siglo III un texto griego la describe como "el tercer reino del mundo" en importancia. En el Kebre Negest (Gloria de los Reyes) se dice que los primeros habitantes descienden de Noé, uno de cuyos hijos, llamado Axum, dio nombre a la ciudad y al imperio. Las fuentes históricas señalan que su primitivo origen hay que situarlo en el antiguo puerto de Adulis, en el mar Rojo, que adquirió una gran importancia durante el siglo II.
Anteriormente, toda la zona había conocido la presencia de numerosos grupos, procedentes en su mayor parte del sur de Arabia, que habían llevado consigo muchos elementos de la cultura sabea. Al mezclarse con los autóctonos africanos surgió una cultura híbrida, cuyo exponente más importante fue la ciudad de Yeha, no lejos de Axum; las excavaciones han sacado a la luz importantes vestigios de la cultura sabea y un templo dedicado al culto del sol y de la luna, con representaciones de los dioses Naura y Ashtar.
en el siglo IV, un monje sirio convirtió el rey Ezanas al cristianismo y el reino conoció un auge espectacular, emprendiendo campañas victoriosas contra los pueblos vecinos. La nueva religión, el poder político y el bienestar económico propiciaron la aparición de monumentos donde se combinan elementos tradicionales con aportaciones cristianas. En el siglo VI un viajero griego, Cosmas, visitó Adulis, y nos describe el esplendor del mismo, su gran número de construcciones, sus templos, las mansiones ricamente decoradas de la gente principal, los numerosos barcos que recalaban allí y la presencia de mercaderes llegados de diversas partes del mundo ( persas, hebreos, egipcios, etc.), junto a la diversidad y cantidad de mercancías embarcadas y desembarcadas.
Los edificios de Axum son de grandes proporciones, según la técnica de construcción de Arabia. Presentan una planta rectangular y emplean la argamasa como elemento de unión. del primer milenio datan una serie de edificios y de templos, entre los que destacan las ruinas del conocido Palacio de la reina de Saba, cuyas medidas alcanzan los ciento veinte metros de largo y ochenta de ancho. Según el relato legendario recogido en el citado Kebre Neguest, la reina de Saba, hacia el siglo VII a.C., visitó al rey Salomón, de quien quedó embarazada; de esta circunstancia nació Menelik, que fue el primer rey de axum y el inicio de la realeza etíope.
El templo más completo que ha llegado a nuestros días es la basílica de Santa María de Sión, pero su última reconstrucción data sólo del siglo XVIII. Su reedificación se hizo sobre el emplazamiento de una antigua iglesia cuyo acceso estaba prohibido a las mujeres; se dice que tal prohibición se debió a que dicha iglesia fue destruida por la reina pagana Guedit, que arrasó el reino de Axum en el siglo X. En esta iglesia se conserva lo que para los etíopes es la verdadera Arca de la Alianza, pues, según la tradición, Menelik, sirviéndose de la astucia y del engaño, logró apoderarse de ella en el templo de Jerusalén y dejar allí una réplica.
La iglesia, que estaba en pie durante el siglo XVI, fue visitada por el capellán de una embajada portuguesa, el padre Francisco Álvares, y su testimonio fue recogido por el jesuita español Pedro Páez, que un siglo más tarde, trabajó durante bastante tiempo en Etiopía y escribió la historia más completa de este país: "...Tenía cinco naves techadas con bóvedas y pintadas, y siete capillas con sus altares hacia oriente bien conjuntados; tenía coro como los nuestros, pero colocado tan bajo que casi se llegaba con la cabeza a su techo, y sobrecoro, aunque no se sirven de él. Mas ya todo esto cayó, sin quedar en pie más que las paredes de fuera de unos dos covados de altura; y en el medio hicieron otra iglesia mucho más pequeña, puesto que era de tres naves con pilares muy gruesos; permanece oscura por ser las ventanas pequeñas y estar cubiertas de paja. Se sube a ella por los mismos peldaños de la antigua, que son diez, de piedras muy hermosas y largas..." ( Historia de Etiopía. Lib. II. Cap. 15).
Las ruinas pertenecientes a placios o a edificios públicos han permitido a los arqueólogos recomponer la forma de los mismos y presentárnoslos como grande construcciones rectangulares de tres plantas y torretas en las cuatro esquinas; la mampostería alternaría con bloques de granito tallado. Toda la ciudad está cubierta por restos arquiológicos de diferentes procedencias: esculturas, cerámicas, tumbas ( entre las más significativas están las atribuidas a los reyes Menelik, Caleb y Guebre Mesquel), columnas, inscripciones, etc. que los investigadores y estudiosos podrán ir despejando, catalogando y explicando el alcance cultural de todos y de cada uno de ellos.
Los más importantes y destacados son las Estelas y Obeliscos, asociados íntimamente a la cultura axumita. De éstos se piensa que, al menos, eran siete, de los que sólo se conservan tres en situación distinta: uno queda en pie, y se trata de un monolito de veintisiete metros de altura; otro yace caído y fragmentado, y un tercero, que estaba en las mismas condiciones que este último, fue reparado por los italianos durante la ocupación colonial del país y llevado a Roma. En el que permanece en pie, la cara central y las laterales están cubiertas por una decoración rectilínea y adintelada que imita las puertas de entrada a un edificio; los diferentes cuerpos están marcados por incisiones ondulantes y la coronación de todo el monolito es uan especie de gorro semicircular con molduras de media caña a ambos lados.
El que yace por tierra mide cerca de treinta y tres metros y presenta una decoración similar a la descrita, si bien es algo más refinada y muestra un acabado más perfecto; se cree que fue el más alto de todos.
El obelisco romano fue trasladado a la capital italiana por Mussolini en 1935 y se colocó junto al Circo Máximo.
A finales de 1997, el presidente italiano Oscar Luigi Scalfaro visitó Etiopía y, siguiendo una resolución de la UNESCO, que pide la devolución a sus países de origen de los objetos artísticos substraídos en las diversas vicisitudes históricas, prometió la restitución del monolito. De vuelta a su país, se alegaron problemas técnicos para su traslado y el monumento sigue donde se instaló.
Las estelas abundan por doquier y, hasta el momento, se han reseñado unas ciento veinte; su morfología y acabado son muy diferentes, cubren diversas épocas y se stima que son reminiscencias sabeas. Aunque parece que su principal significado es el funerario, no se descarta que alguna de ellas tenga un carácter votivo o conmemorativo; en una de las ma´s valiosas, por ejemplo, se encuentran recogida en tres lenguas las gestas victoriosas del rey Ezanas. Una de estas lenguas es el ghezo, que nació de esa simbiosis cultural entre la cultura sabea y la autóctona africana; además de soporte literario, esta lengua se emplea con carácter exclusivo en los oficios litúrgicos.
A partir del siglo VII, Axum fue perdiendo paulatinamente importancia y toda su riqueza monumental quedó arruinada. El mencionado Pedro Páez dice de Axum que "ahora está muy lejos de poder llamarse ciudad, porque, a lo más tendrá ciento cincuenta o doscientas casas de tierra muy pequeñas y tristes cubiertas de paja..." Sin embargo, rememora su grandeza antigua:"... Los moradores de aquellas tierras afirman que tienen por tradición muy cierta haber sido antiguamente una ciudad muy insigne y la mayor que nunca hubo en Etiopía, y la ruina de los edificios que aún ahora aparecen dan buena muestra que fueron suntuosos. Y en un terreno dentro de la población están hoy en pie trece piedras bien labradas, algunas como de 30 palmos de alto, y una con muchas molduras que tiene por cada costado cinco palmos de grueso y delante doce; y de alto tendrá ciento con no ser más que una sola piedra..."( Historia de Etiopía. Lib. I, Cap. 20).
No hay comentarios:
Publicar un comentario