martes, 22 de marzo de 2022

Escultura mbole: Okifa

 Los mbole se localizan en la región del río Lomami. Son gentes que han sido empujados por los zande hasta ocupar esa región. Cultural y artísticamente tienen influencia de los lega y de los mongo.
Los mbole tienen una asociación iniciática, llamada Lilwa, la sociedad del leopardo. Sólo pertenecen a ella los hijos de los notables. Las esculturas se hacen para uso de diversos ritos de la sociedad Lilwa. En una de sus ceremonias, las esculturas atadas a una especie de soporte en forma de muleta desfilan entre los candidatos, como si de una procesión se tratara.

Okifa, En el corazón de Congo, 
Museo Africano Mundo Negro 


Las características de estas esculturas rituales impresionan por su marcado simbolismo. Son de madera y representan a cadáveres ahorcados, con los pies atados y la cuerda aún en torno a su cuello. Los iniciados que no sepan guardar los secretos de la sociedad aprenden así cuál será su suerte. Llama la atención que los rostros de estas figuras no tengan expresiones de pavor o traten de inspirarlo, más bien domina una expresión de tristeza y resignación.



Al tallarlas se ha puesto especial cuidado en la cabeza, de forma oval, con un remate saliente en doble media luna, la nariz y la boca se esculpen en una superficie cóncava en forma de corazón limitada por las cejas y las mejillas. Los ojos son diminutos y sobresalen en la concavidad de las órbitas. La boca también es pequeña y sobresale en una concavidad. Estas superficies cóncavas evidencian la influencia lega. El esquematismo es la nota predominante en el resto del cuerpo. El tronco, estrecho, se arquea y los brazos caen a ambos lados, inertes, o se apoyan con las manos en el comienzo de las piernas delgadas y acabadas en pies reducidos a volúmenes geométricos.
Generalmente son figuras masculinas. En muchas figuras los miembros superiores son paralelos a los inferiores y codos y rodillas se articulan de la misma manera. El escultor se ve obligado a retorcer los hombros y los brazos, detalle rítmico frecuente en el arte africano.
Para dar la impresión de que el personaje fue ahorcado, el escultor cuida de que los pies estén oblicuos y el cuerpo parezca colgado. La sensación de muerte se acentúa pintando el rostro de blanco.
Como ya he comentado estás esculturas representan a un ahorcado por haber sido culpable de delitos contra la sociedad Lilwa. Los condenados eran enterrados en el bosque sin derecho a que hiciesen funerales por ellos. Es un caso que podemos considerar inédito en la escultura africana.

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