Los tuaregs son un pueblo de origen beréber que avanzó en el siglo XII desde el Sudán, conquistando el desierto del Sahara. Siestros jinetes, montados en sus camellos, aparecían como un ejército invencible dada su habilidad en el manejo de las armas. Poseían un complejo sistema social, basado en las castas y capturaban esclavos de otras tribus, a los que utilizaban como sirvientes.
Dotados de una gran movilidad, los tuareg se extendieron rápidamente por todo el desierto, llegando a convertirse en una pesadilla para las caravanas, a las que asaltaban de manera constante en una prueba más de supremacía en el Sahara.
En la actualidad, el pueblo tuareg se halla repartido entre varios países del Sahara y resiste a los envites del progreso aferrándose a sus costumbres ancestrales. Poseen una lengua y cultura propias que los diferencia del resto de los pueblos beréberes. Basan su economía en el nomadismo y se desplazan constantemente en busca de los mejores pozos y oasis. Mantienen una forma de vida basada en el respeto por el medio natural en el que habitan.
Lejos de la aureola romántica con que se les mitifica en Occidente, los tuareg son un pueblo orgulloso que vive en conflicto permanente con los gobiernos de los países en los que habita. Para el nómada no existen froteras ni nacionalidades y eso provoca no pocos enfrentamientos.
La mayoría de comunidades Tuareg, viven en la tierra desértica de Argelia, Níger y Malí, aunque también podemos encontrar pequeñas tribus en Libia, Chad, Burkina, e incluso Mauritania. En Marruecos, su presencia es testimonial y se limita a pequeñas familias de desplazados.
Los tuareg son musulmanes sunitas, aunque conservan algunas creencias beréberes y un sinfín de tradiciones que los convierte en un pueblo singular. Entre estas tribus, las mujeres ejercen un papel público determinante y comparten con los hombres grandes parcelas de poder. Antiguamente y gracias al trabajo de los esclavos capturados en los ataques a las caravanas, las mujeres pudieron olvidarse de las tareas domésticas y ejercieron como artistas, poetisas e incluso pensadoras. Su figura fue tratada siempre con un respeto casi sagrado y existen todavía un sinfín de tradiciones en las que las mujeres tuareg protagonizan danzas y ceremonias, acaparando la atención de toda la comunidad.
La mayoría de los tuareg comprenden el árabe, aunque siguen utilizando su lengua tradicional, de la que existe una rica tradición escrita.
A finales del siglo XX, las tribus tuareg se enfrentan a un incierto futuro, que unido a la desaparición sistemática de las caravanas, puede despojarles de su insigne personalidad.
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