martes, 8 de enero de 2013

CIUDAD ANTIGUA DE TOMBUCTÚ


Según la crónica Tarik es-Sudan, el origen de esta ciudad fue la concentración periódica de comerciantes que, en verano, acampaban en ese lugar: "Al principio era allí donde los viajantes llegados por el río se encontraban con los que llegaban por las pistas. Hicieron un depósito para sus utensilios y para el grano. Pronto el lugar se convirtió en encrucijada de viajantes que iban en los dos sentidos. La custodia del lugar se la confiaron a un esclavo llamado Tombuctú"
Otras fuentes señalan que fueron los tuareg, quienes, alrededor del año 1100, formaron el primer núcleo de población junto a un pozo, cuyo cuidado se confió a una esclava anciana llamada Tin Boktu; seguidamente, los negros pasaron a llamarla Ton Boktu y los árabes Tombuktu. Nació, pues, como una exigencia comercial y consolidó los intercambios saharianos y norteafricanos con los del África tropical.



 
La ciudad conoció varios pillajes y la dominación de los imperios sahelianos. De 1325 a 1433, estuvo sometida al imperio de Malí y sufrió, en 1337, el saqueo de naba de Yatenga, rey de los Mossi. De 1433 a 1468, los Tuareg volvieron a conquistarla hasta que, este último año, fue integrada en el imperio Songhay. En 1591, fueron los hispanomarroquíes quienes, al poner fin a este imperio, se apoderaron de ella y se quedaron a vivir allí, integrándose con los autóctonos. Su dominio se extendió hasta 1780, año en que de nuevo llegaron los Tuareg e impusieron su hegemonía, haciéndole pagar un tributo anual de "18 caballos, 1200 vestidos y 7000 miticales de oro". Estando en esta situación, sufrió la invasión de los Bambara del imperio de Segú, en 1785; dos años después, los Tuareg se hicieron con su control, pero las exacciones cometidas por unos y otros propiciaron el inicio de la decadencia de la ciudad. El deterioro se acentuó con la conquista de los Peul del imperio de Macina, cuyo dominio se extendió hasta 1844, año en que fue reconquistada por los Tuareg. En 1863 la ocuparon las fuerzas de El Hadj Omar, y dos años más tarde, fue retomada por los Tuareg. El control definitivo por la presencia colonial francesa empezó en 1893.
En el siglo XIV fue adquiriendo una importancia cada vez mayor. La citada crónica nos dice al respecto: "Allí venía gente de todas partes, de todos los lugares... Se veía afluir las caravanas, grandes sabios, piadosos personajes y allí fijaron su residencia gentes ricas de todas las razas..." Política y administrativamente, Tombuctú gozaba de aunonmía propia; la máxima autoridad era un representante del emperador, con el título de Tombuctú koy era una de las dignidades más grandes del imperio.
La mayoría de los extranjeros residentes eran comerciantes de larga distancia y estaban en conexión permanente con los mercaderes caravaneros. También abundaba la pequeña industria. El abastecimiento de los artículos de primera necesidad estaba asegurado. Uno de los productos más demandados era la sal, su comercialización constituyó uno de los ejes básicos en la economía de toda África occidental.
Tombuctú gozaba de un notable prestigio cultural y sus maestros tenían un nivel intelectual extraordinario. Los intercambios de profesores entre las universidades de Tombuctú, Co´rdoba, Fez, El Cairo, Bagdad y de otras ciudades era constante. Cuando el emperador Malinke Kakan Mussa hizo una peregrinación a la Meca en 1324, trajo consigo el reputado jurista El-Temini.
En el siglo XVI, la ciudad contaba con 180 escuelas coránicas, destacando los altos estudios impartidos en las facultades dependientes de la mezquita de Sankoré; allí se enseñaba: teología, exégesis, tradición, derecho malekita, gramática, retórica, lógica, astrología, historia, geografia... Este mundo académico generó una potente espiral intelectual y un ansia continua de aprender. El propio emperador Daud, a mediados del siglo XVI, se contagió de este espíritu y fue el primero en construir bibliotecas; tenía escribas que copiaban para él cualquier manuscrito y con frecuencia, ofrecía ejemplares a los ulemas.
Tombuctú, se había convertido, entre los siglos XIV y XVI, no sólo en una metrópoli rica por sus recursos materiales, tal vez ´la más próspera del Sahel, sino también en la capital del saber y la cultura.
Probablemente fue Es-Saheli, arquitecto granadino, quien sistematizó la forma tradicional de construir, resultando de su enfoque lo que hoy conocemos como estilo sudanés.

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