viernes, 18 de enero de 2013

LOS BORORO O WODAABÉ

Constituyen uno de los subgrupos más pequeños de los Peul, son conocidos por el empeño que ponen en guardar sus peculiares tradiciones y por la aversión que manifiestan al resto de los Peul; este desprecio está justificado porque, según los Bororo, sus hermanos han olvidado casi todo su legado cultural.
Wodaabé quiere decir "hombre de la regla" y Bororo "criador de bueyes", dos denominaciones que se ajustan perfectamente a la vida de este pueblo, que ha hecho de la tradición su norma de vida y de la ganadería su modo de subsistencia. Consta de siete clanes, a cuya cabeza se sitúa el jefe o lamido, y todos practican el nomadismo estacional, desplazándose principalmente por zonas sahelianas comprendidas entre Níger, Nigería, Camerún, Chad y Centroáfrica; grupos minoritarios pueden verse también en otros países adyacentes , como Malí. Su presentación externa es característica y peculiar; a ellos contribuyen especialmente sus grandes sombreros de paja adornados, a veces, con variadas plumas de avestruz. Su población total ronda los dos millones de componentes.
Los campamentos estacionales se componen de chozas redondas con techos cónicos y puntiagudos, adaptados a las regiones; en Camerún, por ejemplo, el muro de adobe que sostiene la techumbre se cuece mediante el fuego y se obtiene con ello un verdadero cuerpo de cerámica que se oculta con la prolongación del techo casí hasta el suelo; el interior es muy espacioso. Como graneros utilizan grandes vasijas de color negro en las que se guardan las semillas y el aceite de sésamo. En otras regiones donde la provisionalidad del campamento es aún mayor, las tiendas son semiesféricas y en la confección se emplean telas y esteras sujetas con cuerdas.
No practican ningún cultivo agrícola y lo que necesitan para consumir lo adquieren en los mercados que visitan, empleando frecuentemente el trueque; su alimento básico es la leche.
El ganado cosiste fundamentalmente en cebúes, a los que se suelen añadir camellos y cabras; su número y cantidad determinan el prestigio de sus propietarios y su rango social. Una marca especial, el dyelgol, distingue a los miembros de una familia, al ganado y a los utensilios domésticos.
Durante la estaciónd e las lluvias es cuando tienen lugar los desplazamientos migratorios y, al llegar la estación seca, las familias se establecen cerca de los puntos de agua y aprovechan la estancia para hacer los matrimonios y otras celebraciones festivas que refuerzan los lazos sociales tanto dentro como fuera del clan.
Muchas de estas fiestas giran en torno a la belleza, cuyo ideal y alcance constituyen una de las obsesiones de los Bororo; la fealdad y la deformación física son muy mal soportadas por este pueblo y sólo el talento y la inteligencia personal pueden suplir, a veces, la flata de una presencia adecuada. Cuando un niño nace, ya se trata de mejorar su aspecto externo, para lo cual la comadrona intenta formarle la cabeza mediante unos toques suaves; los concursos de belleza son frecuentes y a ellos se presentan las muchachas ataviadas con sus mejores vestidos, peinados esculturales y adornos con variedad de joyas. También para los muchachos se hacen estos concursos, que reciben el nombre de gerewd y yaked, porque son los nombres de las danzas que durante ellos se ejecutan. En la danza grewd, celebrada por la mañana, los muchachos participantes intentan poner todo el ritmo y pasión posibles, al tiempo que tratan de mostrar la armonía de las distintas partes de su cuerpo. El yaked, por el contrario, se realiza al atardecer y es una danza guerrera con aires de victoria en la que se emplean lanzas. Al día siguiente, durante la celebración de otros bailes en los que participan también las muchachas, en un momento dado éstas rodean al que ellas consideran el togu, el muchacho más bello, que inmediatamente es recibido por los ancianos para felicitarle.
Las danzas de este tipo pueden considerarse también como el rito de iniciación de los bororo, en ellas participan los muchachos desde los 15 a los 30 años, estén o no casados, y sólo dejan de intervenir cuando el primógenito de cualquiera de los casados toma parte por primera vez en las mismas; entonces, el padre pasará automaticamente a formar parte de la edad adulta dedicada a menesteres especificos dentro del grupo. los sentimientos religiosos más arraigados se concentran en el culto a los antepasados y tienen en el Cagu su manifestación primordial. El Cagu es el altar familiar que siempre se lleva a todas partes y es el lugar donde reposan los espíritus de los muertos pertenecientes a la familia. Está muy decorado y se coloca al pie del lecho donde descansa la mujer más anciana del grupo; sobre él se depositan diferentes ofrendas a favor de todos los parientes desaparecidos.

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