En el siglo XVI, grupos de Sabaki se desplazaron a las regiones septentrionales de los montes Taita. Allí se unieron con poblaciones de cultura y lengua Thagicus, resultando de dicha fusión la personalidad de los kamba, que hicieron de aquellas tierras el lugar de su asentamiento definitivo, el Ukambani.
Al principio del siglo XIX, los kamba, por varias causas y por presión de los kikuyu, empezaron a extenderse desde las altas tierras fértiles de Mbooni hasta las menos productivas de Kitui. Estas condiciones menos favorables les obligaron a buscar otros medios de subsistencia, y compaginaron su actividad ganadera con una dedicación más intensa a la caza, a la agricultura y al trueque. En estas circunstancias apareció la práctica conocida como Kuthuua (hacer comida), que potenció el sistema de los intercambios con sus vecinos kikuyu, embu y masai y poco a poco, contactaron con la costa, dedicándose cada vez más a la empresa comercial.
La fiesta de nacimiento de un niño se reviste de gran solemnidad, acompáñándola de ceremonias y de ritos especiales. Al tercer día tiene lugar la primera de ellas, con la imposición del nombre durante la fiesta. Al día siguiente, el padre coloca un anillo de hierro alrededor del cuello del bebé, con lo cual se hace saber a todos que el niño es un ser humano en toda regla , y que no es un objeto que pertenece a los espíritus, como ocurre antes de la imposición del anillo; de hecho, si el niño muriera antes de darle el nombre, la situación cambiaría por completo: a la madre se la consideraría impura y tendría que someterse a un ritual de purificación. Para terminar la fiesta, los padres realizan una ceremonia que representa una realción sexual, simbolizando que el niño ha sido separado totalmente del mundo de los espíritus y de los muertos, y que se ha integrado en el de los humanos.
Entre los cuatro y los siete años comienzan los niños la primera fase de los ritos de iniciación, que suelen tener lugar durante la estación seca, entre los meses de agosto y octubre. Termina esta primera etapa con la circuncisión, practicada por adultos experimentados, y con la excisión del clítoris, ejecutada también por un experto grupo de mujeres. La ceremonia se cierra con un gran convite seguido de una fiesta amenizada con danzas y cantos y complementada con ofrendas a los antepasados. Después de esta ceremonias, niños y niñas siguen en su retiro mientras cicatrizan las heridas, recibiendo las visitas de sus familiares que les llevan diversos regalos.
A una edad no prevista,a unque nunca después de los quince, tiene lugar la segunda fase iniciática, que dura de cuatro a diez días y durante la cual los chicos están alojados en cabañas, lejos de los poblados , y acompañados por maestros y supervisores de ambos sexos que los instruyen sobre el desarrollo de la vida sexual y los vigilan durante la celebración de ciertas pruebas. El primer día se aprenden canciones y se entrenan ante ciertos obstáculos. El segundo se enfrentan a un monstruo, el mbusya, que es una estructura de madera dentro de la cual hay un hombre que emite grandes gritos y ataca al aspirante; éste tiene que luchar contra él y dispararle flechas como si fuera un enemigo. En el tercero, los muchachos van a cazar y las mujeres a cortar leña, como símbolo de lo que harán en su vida adulta; al final de la jornada, los maestros de ceremonias los bendicen, escupiéndoles con cerveza, y luego se les entrega un bastón con el que ejecutarán una danza al anochecer de significado sexual. Durante el quinto día se reúnen alrededor de un árbol sagrado y uno de los maestros distribuye una pequeña cantidad de savia a los candidatos, que hacen intención de comérsela; con esta ceremonia los iniciados podrán comer ya los alimentos que antes les estaban vetados. Después de un descanso en el sexto día, el séptimo se monta una escena en la que se trata de representar una incursión de robo de ganado por parte de los muchachos, mientras que las chicas dan fuertes gritos para ahuyentarlos. Con este acto se termina lo que se llama la Gran Iniciación, y los muchachos vuelven a sus aldeas como miembros integrados plenamente en la sociedad.
A los cuarenta años algunos kamba pasan por otro rito difícil y complicado, compuesto por ceremonias que se realizan mediante pruebas dolorosas y muy selectivas. Los iniciados se comprometen a guardar un silecio absoluto, que apenas si se conocen esas pruebas.
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