Ya os hablé del encuentro Antropología y Misión que se celebraba los días 2 y 3 de febrero.
Ahora resumiré lo que sucedió.
El primer ponente, Donato Ndongo-Bidyogo, periodista, escritor ecuatoguineano, ofreció en una brillante intervención el camino recorrido hasta ahora por África y su diáspora hacia la integración. De entrada, explicó que la intención de los forjadores de la OUA fue hacer realidad el concepto teórico del Panafricanismo, movimiento político surgido en Estados Unidos que promueve la dignificación del negro y la unidad de África bajo un único Estado soberano.
Donato resaltó que los sucesivos congresos organizados en torno a esta corriente de pensamiento la acercaron a la élite africana, pero el radicalismo fue un obstáculo determinante para abortar, o al menos dificultar, la consecución de toda formulación unionista en África.
"Ni siquiera intentos como Senegambia o la Gran Somalia, lógicos por la geografía, la economía o la población, han fructificado", declaró.
La ansiada unidad pareció lograda después de la adopción de la "Carta Africana", en 1.962, y la reunión de los 30 jefes de Estado del África independiente celebrada del 22 al 25 de mayo de 1.963, que vio nacer la OUA. Sin embargo, infinitas reuniones solo testimoniaron la impotencia africana para resolver sus problemas.
"La OUA no cumplió ni uno solo de sus objetivos: no se dignificó al africano; no solucionó ni uno solo de los conflictos que padeció África en esas casi cuatro décadas", dijo.
Pese a lo expuesto, el ponente aseguró que no había lugar para el pesimismo, pues cabía anotar algunos signos positivos, como la creación de la Unión Africana, en 2.002, que a través de la Nueva Alianza para el Desarrollo de África pone el acento en la democracia, el buen gobierno y el desarrollo humano, junto a las infraestructuras y la integración económica. Asimismo, se alegró de la permanencia del ideal panafricanista y la toma de conciencia de las nuevas generaciones.
"África necesita una regeneración, y esta solo será posible si africanos honestos asumen las riendas de sus países", concluyó.
La mesa redonda posterior giró en torno a las luces y sombras en el camino hacia la integración.
El africanista José Luis cortés puso de manifiesto que el hecho de ser africano es integración, pues el continente fue siempre escenario de migraciones de los pueblos que lo habitan. Con todo, admitió que la integración era un sueño difícil de lograr, ya que la OUA nació como organización de estabilidad en un mundo entonces inestable. Fracasó porque quiso afrontar problemas para los que no tenía ningún poder. Subrayó, asimismo, que la integración pasa por la mujer y, sobre todo, la educación, sin la cual no puede haber desarrollo.
En esa misma línea se enmarcó la intervención de la Hna. Elisa, directora de la revista Combonifem, quien cree que la integración será posible solo cuando los países africanos den a la mujer el sitio que merece, pues ellas tienen en sus manos la suerte del continente.
"Donde no hay una mujer no se puede avanzar. Hace 50 años las mujeres fundaron en Sudáfrica la Asociación Panafricana de Mujeres; sin embargo, la OUA siempre fue presidida por hombres".
En su opinión, más que un sueño la integración es el lento camino de un continente que ha tenido una historia marcada por la trata de negros, la colonización y el neocolonialismo.
"Tenemos una pobreza intelectual, cuando nuestro continente es uno de los más ricos. Debemos empezar a no tener miedo a decir lo que pensamos. Nuestro silencio beneficia a los dictadores. Hablar de estas cosas es ya el inicio del camino hacia la integración."
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