La República de Guinea habitan los Baga, dicen que su llegada a la zona es relativamente reciente, sin sobrepasar unas pocas generaciones, pero los primeros viajeros portugueses de finales del siglo XVI ya mencionan a los "Bagoes" como pequeños grupos que habitan la costa. Posiblemente, llegaron hace unos 300 años, procedentes de las regiones del alto Níger en el Sudan occidental.
Poco se sabe de este pueblo, que viven en un medio bastante duro cultivando arroz. Muchos miembros de las generaciones más jóvenes salen de sus aldeas hacia las áreas urbanas para escapar del control de sus ancianos; los que se quedan renuncian a la lengua nativa para hablar Sussu, y quienes se convierten al Islam o al Cristianismo abandonan sus antiguas costumbres, de modo que se apartan de las tradiciones de sus padres.
Los Baga se reúnen en sociedades masculinas y femeninas que controlan casi todos los aspectos de la vida comunal, como es el caso de la sociedad Simo. La iniciación de los muchachos dentro de esta asociación supone tres años de adiestramiento, el aprendizaje de un lenguaje secreto y la absoluta abstinencia de mujeres. Constituyen un grupo que, por su carácter agrario, depende en alto grado de la fertilidad, lo que hace que sus dioses siempre estén unidos a esta cualidad.
Practican un culto a cierto espíritus menores, positivos o negativos, que viven en la naturaleza. Para ellos se crean santuarios cerca de las aldeas, normalmente debajo de un árbol que se convierte en su morada oficial, un lugar que los espíritus controlan y donde pueden depositarse ofrendas. Bajo estos árboles suelen levantarse pequeñas edificaciones donde se guardan las tallas, del estilo Nimba, que deben ser cuidadas y respetadas si se quiere evitar desgracias, razón por la cual permanecen ocultas a la mirada general.
La máscara yelmo original, utilizada en los rituales de las sociedad secreta Simo celebrados después de la cosecha de arroz. Estas máscaras, compuestas por una cabeza y un busto femenino con cuatro apoyos, de gran tamaño, se portan sobre la cabeza y se apoyan en los hombros de un bailarín masculino, que mira al exterior a través de un orificio entre los pechos. Su cuerpo está totalmente cubierto por un enorme vestido de fibra vegetal o textil. ciertas opiniones apuntan la posibilidad de una combinación de rasgos humanos y animales. Se cree que los primeros incluyen el principio masculino, pues los ojos y la nariz, vistos de frente podrían ser identificados con los genitales masculinos. Esta pieza representa a la poderosa Nimba, el espíritu o la diosa del crecimiento, la fertilidad y la maternidad entre los baga, a la que se atribuye una doble función:
- Por una parte, las mujeres estériles la invocan para que les otorgue fertilidad.
- Por otra, se utiliza en los rituales del primer fruto de las cosechas de arroz, pues la fecundidad femenina se asocia simbólicamente con el crecimiento del grano.
Con esta máscara se ejecuta una danza de ritmo lento, la Kipise Ka Nimba, en el centro de un circulo de mujeres, que golpean calabazas y echan puñados de arroz, y de un círculo más grande de hombres que tocan tambores. Se guardan en santuarios fuera de la aldea.
Máscara-yelmo en forma de busto femenino con cuatro patas. Entre los pechos se aprecia un orificio cuadrado concebido para facilitar la visión desde el interior de la pieza. Un cuello grueso da paso a una voluminosa cabeza esquematizada con boca cilíndrica, nariz grande, ojos semiovalados, orejas resaltadas y cresta en la parte superior. Toda la máscara está cubierta de incisiones en damero realzadas por las tachuelas metálicas. Alrededor del cuerpo luce tupido entramado textil.
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