El grupo Bobo, parte de la lengua voltaica, ocupa una zona limitada al norte por Djenné en Mali, al este por la frontera de Ghana, al sur por Bobo-Diulasso y al oeste por el río Bani.
Para los Bwa son las faltas, las ofensas y las necesidades de los hombres lo que alteran el equilibrio de su medio.
Habitan en la sabana y dependen fundamentalmente de la agricultura.
Los Bwa están divididos en castas endóganas de labradores herreros y sus esposas alfareras y músicos que acompañan a las representaciones enmascaradas. Viven en aldeas densamente pobladas y, con su extrema independencia, han conseguido preservarse de la influencia del Islam. Mantienen muchas características en común con las tribus vecinas, como los mossi, dogón, bamana, senufo y lobi.
Constituyen un pueblo animista y su mito de origen relata cómo el Dios creador Wuro instaló un orden armonioso entre el Sol, la Lluvia y la Tierra. Pero el hombre puso en peligro este equilibrio con las técnicas agrícolas, que implican la violación de la tierra. Esta acción ultrajó a Soxo, la divinidad del monte, y, a través de él, al creador Wuro. Los Bwa creen a la sequía trae al hombre la esterilidad y la muerte. Sin embargo, Wuro dio algo de generosidad a Do, mediador entre el hombre y Dios, para restaurar el equilibrio.
El culto a esta divinidad, Do, se concentra en una sociedad con el mismo nombre. Do actúa como guardián que expulsa a los demonios de los funerales y las ceremonias que preceden a las labores del campo y se hace oir a través de los bramidos del búfalo.
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