jueves, 5 de noviembre de 2015

LA YEBENÁ Y LA CEREMONIA DEL CAFÉ





ORIGEN DEL CAFÉ

Cuenta la leyenda que el café se descubrió hacia el año 600 en Etiopía por un pastor de cabras. Un día cuando cuidaba el rebaño notó que estos animales se comportaban de una manera extraña. Las cabras estaban muy nerviosas, un estado de agitación que se prolongó todo el día y toda la noche. Vio al día siguiente que este comportamiento se repetía después de que los animales mordisquearan una especie de granos que encontraban a su paso. El pastor decidió probarlas y descubrió cómo su cansancio desaparecía y se llenaba de energía.
Los llevó a casa y su mujer le recomendó llevarlos al monasterio. Así lo hizo. El monje los echó al fuego y a los pocos minutos el monasterio se llenó de ricos aromas. Los granos se sacaron del fuego y se trituraron. El monje ordenó que se colocaran en el aguamanil y se cubrieron con agua caliente para preservar su bondad. Esa noche los monjes bebieron la rica y fragante bebida. Desde esa noche lo tomaron diariamente para mantenerse despiertos durante toda la noche.




LA YEBENÁ.

Es una cafetera negra de barro cocido que forma parte de la ceremonia del café que se celebra en Etiopía. Asistir a una ceremonia del café se considera un acto de amistad o de respeto.
Una mujer joven es la que realiza la ceremonia del café, vestida con un traje blanco con bordados de colores. Es un largo proceso que puede durar varias horas. En primer lugar, se lava el grano sin tostar. Se frota con las manos y se renueva el agua al menos un par de veces. Mientras se va lavando el café, en un infiernillo metálico se va haciendo una brasa. Sobre ella se coloca un platillo casi plano sobre el que, con calma y removiéndolo una y otra vez, el café se va dorando. Una vez tostado, la anfitriona pasa el platillo humeante ante los invitados para que pueden disfrutar de su aroma. Además, durante la ceremonia se queman maderas olorosas, especialmente incienso y sándalo. El origen de esta costumbre está en la capacidad de estos humos de ahuyentar a los mosquitos de la malaria. Una vez tostado, el café se muele a mano. En un pequeño recipiente, que se llama mukecha, se coloca el grano. con una gran precisión se golpea con un palo de madera, hasta que se consigue un polvo fino. Cuando el grano está tostado y molido, se coloca en la yebená con agua. Se pone sobre el mismo fogón en el que se tostó el café hasta que hierva. La forma del recipiente y la pericia de quien lo sirve impide que los posos se mezclen con la infusión. Normalmente tienen un orificio por el que se sirve el contenido. Pero a veces, en el ritual ofrecido al espíritu Za, puede tener dos. Servir el café en una sola taza y a través de un solo orificio es para satisfacer la hospitalidad al visitante. Pero, para no inquietar al espíritu za, la cafetera con dos picos es para servir dos porciones de café en una sola taza, una para el huésped y la segunda para el espíritu Za que, aunque invisible, está presente y se merece una buena hospitalidad. 





El café se sirve desde una altura de diez o quince centímetros, bien caliente y normalmente en tazas sin asas. Las tazas se colocan en una bandeja muy juntas. Se vierte el café en todas las tazas.

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