martes, 4 de junio de 2013

LOS NUBA



Viven en el Kordofán- provincia central de Sudán- en los montes Nuba.
La vida de los nuba se caracteriza por ser muy sencilla y tranquila. El trabajo está perfectamente dividido entre la población. A la cabeza de la sociedad se encuentra el mak encargado de mantener el orden y la justicia en las comunidades. El kadjur se ocupa de conjurar las lluvias y bendecir las cosechas para que sean abundantes, además de curar a los enfermos. El consejo de ancianos representa la sabiduría y la experiencia. Los jóvenes tienen como tarea cuidar del ganado en el zariba, representar a la aldea durante las luchas y levantar la cosecha anual. En cuanto a los hombres y las mujeres casados, se dedican conjuntamente a la agricultura y al cuidado del hogar. El deber de los niños es mantener la alegría en el pueblo, ya que pasan el día entero jugando y riendo.


Las cuestiones legales se llevan a cabo semanalmente en casa del mak. Asesorando a éste se encuentra el consejo de ancianos, cuya opinión es muy poderosa. Existen dos delitos principales entre los nuba: el hurto de cabras y el adulterio. La sentencia es generalmente la misma para todos los casos; cuando se trata de un adulterio, el acusado tiene que otorgar al marido ofendido el equivalente a la dote que éste dio a la familia de su esposa al casarse, además de permanecer hasta seis meses en prisión. En caso de hurto, el delincuente y todos sus cómplices son encarcelados una corta temporada. Cuando alguien comete un delito, es cietado por la corte, ante la cual acude bajo su propia resposabilidad. Son raros los casos en que se falta al citatorio.




La alimentación de los nuba está basada principalmente en un cereal llamado dura y marissa. Aun cuando poseen ganado, éste sólo es consumido esporádicamente, en ocasiones muy especiales. El valor que los animales tienen para los nuba radica en su leche. Ni siquiera en los años de sequía se come carne diariamente. Mucha gente muere entonces, e incluso así, sólo la leche es repartida entre las mujeres embarazadas, los niños y los luchadores. En los años de abundancia, en vez de almacenar el excedente de grano los nuba organizan luchas y festejos diarios hasta que aquél se agota.


La disposición de las aldeas es sencilla pero armoniosa. Cada familia habita un complejo formado por cinco o seis habitaciones redondas unidas, una con otra, por una pared. En el centro del complejo se forma un patio. Existe únicamente una entrada para estas pequeñas fortalezas, que conduce, si se trata de un conjunto de seis habitaciones, al cuarto de huéspedes. En caso de que la residencia se componga de cinco unidades, la entrada principal se localizará en uno de los muros conectores y comunicará directamente al patio.

Careciendo de ventanas, la única vía de acceso a las habitaciones es un hoyo situado, a gran distancia del piso, en la pared interior de cada una de éstas. Esta ingeniosa construcción parece haber tenido su origen antes de que la colonización inglesa pusiera fin al esclavismo árabe, ya que permitía a los nuba colocarse fuera del alcance de sus perseguidores y atacarlos desde un lugar seguro. Su funcionalidad les ha permitido subsistir a través del tiempo, pues, construidas en barro y teniendo puertas tan pequeñas, se mantienen frescas en épocas de calor y tibias cuando hace frío, a la vez que dificultan la entrada a animales ponzoñosos.
Antes de casarse, la novia debe permanecer aislada del resto de la aldea y cubierta con ceniza blanca durante un mes. Unicamente puede ser visitada por sus parientes más cercanos. Cumplido el tiempo obligatorio, sin ceremonia alguna se lleva a cabo el matrimonio, que todavía no es del conocimiento general. Si el joven esposo no ha podido construir una casa para ella, se ve obligado a dejarla en la vivienda de sus padres y solamente habrá de visitarla durante las noches, cuando la familia se halla dormida. En estas visitas, el muchacho no puede tocar a su esposa incluso si ya tienen hijos.


Cuando la casa ya está construida la mujer va a vivir al lado de su marido. Durante un año entero deberá ir a comer todos los días a casa de algún pariente. Si después de ese año el esposo a comprobado que la chica es una buena madre y trabajadora, se sellará definitivamente el matrimonio con una sencilla ceremonia, en la cual kis cibyuges se sientan opuestos el uno al otro con un plato de dura a sus pies. Cada uno toma una gran cucharada del cereal, lo introduce en su boca y lo arroja sin tragar; después terminan el contenido del plato, legalizando así su unión. Como regalo de bodas, los parientes obsequian a la pareja con pollos, marissa y puercos pequeños.
Por regla general, cuantas más esposas tiene un hombre, más poderoso y rico es, pero muchas veces los jóvenes guerreros prefieren mantenerse solteros pues los nuba tienen la creencia de que la mujer debilita su fuerza y agilidad.

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