LOS MAMBILA
Esta pieza pertenece a los mambila, ellos mismos se llaman
Nor, viven en el valle superio del río Dongo, en el Estado de Taraba (Nigeria
oriental) y zonas contiguas de la región de Banyo, al sudoeste de Adamaua
(Camerún). Es uno de los pueblos más antiguos de la zona y vive de la
agricultura y ganadería.
Se organizan en aldeas autónomas, regidas por jefes
hereditarios a los que asisten un consejo de ancianos. El objetivo de estos
jefes es mantener la integración social y la paz de todos, pero así como el
consejo le ayuda en las tareas administrativas, para la cohesión comunitaria se
apoya en la asociación mimin, que es la que resuelve los conflictos entre
personas y familias para restablecer la armonía. Esta se sella bebiendo cerveza
las dos partes en la misma copa.
Los poblados, casi siempre situados en las cimas de las
colinas, están formados por unidades familiares que viven en especies de kraal,
es decir, conjunto de tres o cuatro chozas y otros habitáculos más reducidos
rodeados por una barrera exterior.
Su arte se considera como uno de los más primarios de
Nigeria. Las figuras son enérgicas, con
cabezas grandes, amplias bocas abiertas y ojos en formas de lágrimas.
RECIPIENTE DE TERRACOTA
La palabra terracota viene del italiano terracotta o tierra
cocida. La arcilla, el barro es el componente de lo que se ha universalizado
bajo la palabra terracota. Sin ninguna duda es el barro el material más antiguo
de la humanidad del que el hombre se ha servido para dejarnos su recuerdo a
través de los siglos. Es el material más sencillo de trabajar, sólo hacen f
alta las manos para modelarlo y darle forma. Se han encontrado vestigios
humanos fabricados en terracota que se remontan a varios milenios. El hombre
construyó con barro los primeros recipientes que le sirvieron para contener los
alimentos. De barro fueron también los primeros adornos que sirvieron para
embellecer a las mujeres, como así lo demuestran las cuentas de collares
aparecidas en distintos yacimientos. En los principios bastaba barro y sol.
Por su tamaño no parece haber estado destinado a prácticas
adivinatorias, sino más bien parece un elemento de ornamentación en el palacio
de algún rey, o notable mambila, como parecen probarlos los dibujos en relieve
que adornan el cuerpo del recipiente. Las asas, posiblemente en forma de brazos
han sido presa del tiempo. Es una de las primeras manifestaciones
conocidas del arte mambila. Sus pronunciados labios y los ojos saltones son
característicos de la alfarería de esta etnia a lo largo de los siglos. Esta
vasija demuestra las técnicas tan perfeccionadas de la alfarería que ya poseían
en siglos pasados.