miércoles, 8 de febrero de 2017

UJAMAA. EL ÁRBOL GENEALÓGICO



Es un objeto que hacen los makonde, los cuales cogen el nombre de una vasta meseta de 500 a 800 metres de altitud y unos 5000 kilómetros cuadrados, por donde discurre el río Ruvuma, río que forma la frontera entre Mozambique y Tanzania. Como la meseta Makonde se extiende por ambos lados del Ruvuma, los makonde viven en Tanzania y Mozambique.
Son unos 500000 personas las que habitan la meseta: 325000 en tanzania y 175000 en Mozambique.
Los ujamaa se hacen de ébano, un árbol exótico, que mide entre 10 y 12 metros de altura, de copa ancha y tronco grueso, madera maciza, pesada, lisa, muy negra por el centro y blanquecina hacia la corteza, que es gris. Se trata de una madera dificil de trabajar.
El ujamaa es una escultura donde los hombres y mujeres se escalonan y enmarañan en una complicada pirámide que saca su equilibrio y fuerza de la primera pareja de antepasados. La composición significa la fuerza vital que hay que mantener siendo fieles a la tradición para poder transmitirla. Así, cada cual tiene mil manos, mil pies y jamás está solo. Cada una de las personas que componen la pirámide tiene una actitud y una expresión diferente. Al esculpir esta obra, el artista piensa en la familia, donde cada generación recibe y da. Las figuras se tallan de un modo ascendente sobre el mismo trozo de madera, unidos de forma original unos a otros hasta llegar a la madre, que destaca por su tamaño y tratamiento un poco más detallado. Esto se debe a que el régimen de matriarcado en el que socialmente vive, como por el mito mismo de su procedencia.
Este predominio femenino en la escultura influye en el tratamiento un tanto sensual que se dal al cuerpo humano.

ORIGEN DE LOS MAKONDE

Hace muchísimo tiempo, un ser que andaba pero que no tenía exactamente el aspecto de un hombre, vino a pasar por un lugar del valle Ruvuma, que actualmente lleva el nombre de Mahuta. No se bañaba, ni se cortaba el pelo, comía y bebía poco. La tarde en que decidió detenerse en dicho lugar para no aburrirse, tomó un trozo de madera y talló con sus manos una figura semejante a él. Puso su obra en pie y se durmió.
A la mañana siguiente, pudo ver que la estatua vivía y era una mujer. Entonces, se sitieron felices y se bañaron. Él se había convertido totalmente en un hombre, ella en una mujer. Comieron, bebieron y se quedaron a vivir a orillas del Ruvuma. Más tarde la mujer dio a luz un niño muerto. Entonces emigraron a otro punto de agua y el resultado no fue mejor. Se alejaron del agua y se instalaron en la árida meseta Makonde, donde la mujer dio a luz a numerosos hijos vivos. De esta manera comenzó el origen del pueblo makonde.
Esta leyenda transmite una lección: hay más peligro de malaria cerca del agua. Por eso se morían todos los niños. de esta tradición se deduce que los makonde hayan escogido la árida meseta para vivir, en vez de las cercanías del río.