jueves, 19 de mayo de 2016

LOS BIERI





Son esculturas que realizan los fang. Este pueblo pertenece a la gran familia bantú, aunque en el proceso migratorio asimilaron elementos sudaneses y etíopes. Viven en Guinea Ecuatorial, el sur de Camerún y el norte de Gabón. 
Los bieri son las esculturas de los antepasados. Moradas del espíritu, que recogen y trasmiten las cosas favorables a la comunidad por lo cual, al tallarse, se procura que resulte lo más bella posible. A este soporte ritual se une, a través de diversos elementos formales, el sentido de lo trascendente, de la fuerza. 
Van colocados sobre una caja de corteza de árbol que contiene los cráneos masculinos, ekokwe-nlo, y huesos de los fundadores, guardándose en un lugar escondido. Se les consulta por medio de las asambleas de ancianos , nso, en cualquier decisión importante de la vida del poblado, siendo el jefe el que realiza los rituales.
El bieri es en sí un símbolo donde los dos puntos más importantes, según el culto, son la cabeza, el elemento espiritual, y el ombligo, conexión a la vida, factores que se destacan en la realización de la talla, en la cual se observan estrictamente una serie de normas.
El artesano antes de comenzar se purifica durante tres días. Trabaja en primer lugar con un hacha (ovo). Después una el machete (mkvara) para debastar la madera y con la azuela  (mbwak) lo irá modelando, dando pequeños retoques con un cuchillo, oken, para pulirlo finalmente con una hoja abrasiva (akol). Luego oscurece la madera por la decocción de una raíz, adquiriendo la pátina con la aplicación de una mezcla de aceite vegetal y polvo de padouk - palo rojo-, más el extracto de una corteza.


Los bieri juegan un papel especial en los períodos de iniciación en que los jóvenes van a entrar a formar parte del grupo delos adultos varones, a los cuales van a iniciarles en el conocimiento de los cráneos. Con este motivo, el jefe traslada el bieri convenientemente oculto en una cesta, a un lugar en las afueras del bosque. Allí tanto los iniciados como los invitados se purifican.
La fiesta, que dura dos días, lleva una serie de preparativos, donde el cráneo ocupa la atención preferente ofreciéndole comida y embadurnándole de rojo. Los jóvenes que van a iniciarse beben, en el momento de la puesta de sol, el jugo de una raíz que les produce alucinacioens. En estas condiciones verán los cráneos expuestos en fila sobre hojas de plátano indicándoseles sus cualidades.
Este período ritual se va realizando ordenadamente al son del silófono y tambores de membranas. Los hombres y también el bieri danzan detrás de una cortina de hojas en el lugar sagrado.



miércoles, 4 de mayo de 2016

MÁSCARA KPONYUGO, LANZADORES DE FUEGO




Se trata de una máscara perteneciente al pueblo senoufo, que ocupa toda la franja septentrional de Costa de Marfil y se extiende más allá de sus fronteras, hasta Malí y Burkina Faso.
Esta máscara pertenece al Poro, una asociación que interviene en la actividad política, social, económica y religiosa. Tiene la función de preservar el orden social y, para ello, transmite los mitos de la creación y mantiene en vigor las viejas costumbres. El Poro se compone de tres grupos de edad, que reúnen a niños, jóvenes y adultos. El tránsito de un grado a otro se produce después de un periodo de siete años de instrucción y la superación de pruebas muy rigurosas.
Esta máscara pertenece a la categoría de Wabele o imágenes fantásticas. Constituye el instrumento de trabajo de la organización iniciática del Poro, destinadas a mantener el orden social a través del temor inspirado en la comunidad. Para llevar a cabo su cometido esta institución se sirve de un conjunto de elementos llamado Waho: varias personas enmascaradas, ataviadas con un traje de tiras de algodón decorado con dibujos geométricos, y una serie de músicos que tocan el tambores, campanas y visten un atuendo similar.
Todas las máscaras que participan en estos rituales tienen en común que representan seres místicos e irreales, con profundo significado simbólico para los senufo. El artista selecciona los atributos de las distintas criaturas consideradas como más poderosas y temibles y los combina en un híbrido grotesco y espantoso. Así representan fauces de cocodrilo con desarrollada dentadura, colmillos de jabalí, cuernos de antílope reales o tallados y pequeños animales en su parte superior, generalmente relacionados con criaturas primordiales como el cálao, la pitón o el camaleón. Cada uno de estos animales posee un valor: el cocodrilo y el jabalí simbolizan el salvajismo animal como oposición a la civilización del ser humano que vive en sociedad. El antílope encarna los conceptos de velocidad, resistencia, belleza, orgullo, status y prosperidad; constituye, por todas las cualidades positivas que emanan de él, un símbolo de poder y magia. El camaleón se considera el primer ser que pisó la superficie de la tierra. La serpiente pitón elude al agua.
Los portadores pretenden recordar en el transcurso de las ceremonias la situación caótica del Universo previa a la obra organizadora del divino arquitecto Kulotyolo. También participan en los funerales, ceremonias de iniciación, fiestas agrícolas y rituales que evocan los actos de héroe fundador Yirigne. En todas estas ocasiones, los portadores de las máscaras se dejan ver por la noche, organizados en grupos. Esgrimen látigos y hachas, profieren sonidos espeluznantes y esparcen fuego en forma de manojo de hierbas prendidos por medio de trozos de carbón incandescente alojados en la boca de la máscara. Esto hizo que los europeos la llamaran "lanzadores de fuego". El pánico que causa es tal que no se permite la presencia de las mujere

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