viernes, 21 de julio de 2017

EL MVET

El mvet y procede del pueblo fang de Guinea Ecuatorial. El nombre no sólo se refiere al instrumento utilizado por el trovador, sino que abarca la tradición oral, la danza y la mímica.
Es un instrumento cordófono, de cuerda, arco musical polidicorde - varias cuerdas- con raspador y corredera de afinación.





Esta hecho de una vara de palmera o de bambú ligeramente curvada. del tronco se desprenden cuatro tiras de su propia corteza que se encuentra unidas a él por los extremos. En el centro están separadas por medio de un puente de madera muy fino y con muescas perpendiculares a la caña. A lo largo del tronco, unas abrazaderas de fibra tensan más o menos las cuerdas para su afinación. Cada cuerda da distinto sonido a uno y otro lado del puente. Tiene ocho notas diferentes. Las cuerdas se pulsan con los dedos a ambos lados del puente y suelen estar afinadas con un tipo de escala exátona.
En la parte posterior lleva sujeta tres calabazas secar, cortadas en forma de olla, que sirven de caja de resonancia. La del centro suele oprimirla contra su pecho el trovador. A veces lleva una sola calabaza. Puede tener plumas en los términos de la caña como ornamentación. Algunos estan profusamente decorados con pirograbados, incisiones al fuego.
La usan como instrumento solista y en interludios musicales dentro de los interminables relatos que duran horas o incluso días. Las canciones se acompañan suelen ser épicas y en menor medida líricas.




Siempre se encuentra en el àbáá o casa de la palabra, que es un punto de reunión para tertulias, juicios y ritos. Los trovadores la utilizan para cantar grandes hazañas de los antepasados, en forma de epopeyas. Los asistentes la acompañan con un ritmo repetitivo, monótono, producido por el bíkperè, caña partida por la mitad, y el ángóng, cascabel de metal.
El primer trovador surgiría entre los fang en épocas remotas, durante la migración que les llevaría desde el Nilo hasta el océano Atlántico, adquiriendo este arte de las tribus del alto Kilimanjaro.
El trovador pasa por muchas pruebas para obtener el conocimiento profundo de las tradiciones y una capacidad especial para conectar con lo espiritual.
Los relatos que el mvet narran son hazañas del clan de los èkáng, los inmortales, en el país, pueblo o poblado que llaman Èngong y cuyo jefe es Akòma Mbàà. Los èkáng son la representación mítica de los fang y los relatos muestran sus virtudes y sus defectos, sus valores y sus anhelos, sus creencias y sus forma de ver y concebir el mundo.
También se utilizan en ritos funerarios de hombres que se caracterizaron en vida por tener grandes cualidades.

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